El avión presidencial Air Force One despegó después de la hora prevista, a las 16.01 hora local (13.01 GMT), y puso rumbo a la ciudad saudí de Yeda.
En Yeda, Biden tiene previsto reunirse este viernes con el rey Salmán bin Abdulaziz y el príncipe heredero saudí y gobernador de facto, Mohamed bin Salmán, al que la inteligencia estadounidense responsabiliza de la muerte en 2018 del periodista y disidente Jamal Khashoggi.
Horas antes de la llegada de Biden, Arabia Saudí anunció que a partir de ahora permitirá sobrevolar su territorio a todas las aeronaves civiles, lo que significa que podrán circular vuelos que salgan y tengan como destino el Estado hebreo, en lo que supone un acercamiento entre los dos países.
El Gobierno de Biden llevaba meses mediando para conseguir ese acuerdo tácito entre Israel y Arabia Saudí, que no tienen relaciones diplomáticas.
Durante su visita a Jerusalén, Biden ya se había mostrado optimista sobre un entendimiento acerca de los vuelos.
Además, la visita mostró las divisiones entre EE.UU. e Israel acerca del programa nuclear de Irán.
Biden abogó por la diplomacia aunque avisó de que se le está acabando la paciencia para que Irán vuelva al acuerdo nuclear; mientras que el primer ministro israelí en funciones, Yair Lapid, defendió la necesidad de poner sobre la mesa una “amenaza militar creíble” para detener a la República Islámica.
Por otro lado, el mandatario reiteró su compromiso con la solución de dos Estados para acabar con el conflicto palestino-israelí, pero no hizo ninguna propuesta concreta para reactivar el proceso.
El presidente anunció, sin embargo, más de 315 millones de dólares en ayuda a los palestinos este viernes durante una visita a Jerusalén Este ocupada y a la ciudad cisjordana de Belén, donde se reunió con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás.
Israel y los territorios palestinos fueron la primera escala de la primera gira de Biden como presidente a Oriente Medio. La última parada será Arabia Saudí. EFE