Mónica Rubalcava
Ciudad de México, 2 sep (EFE).- Después de mucho trabajo, la cantante argentina Nicki Nicole ha decidido afrontar a su “otro yo” que aparece en sus momentos de soledad, que “la tira para abajo” y a quien hoy le dedica “Nobody like yo”, una canción en la que metafóricamente lucha consigo misma.
“En momentos de soledad me empecé a dar cuenta de que siempre tengo un otro yo que está ahí, que todos tenemos, que nos está medio tirando abajo, que es nuestro otro yo, que somos nosotros mismos y que no deberíamos castigarnos así”, cuenta en una entrevista con Efe la argentina.
A esta reflexión llegó la joven al poner en perspectiva los comentarios que tenía sobre su persona.
“A veces no somos empáticos con nosotros mismos, y pienso que si estuviera hablando con otra persona nunca le diría algo así, entonces ¿por qué me lo digo a mí? Pensar en eso me ayuda a trabajar en dejar de tener un otro yo malvado”, cuenta entre risas desde Ciudad de México.
Según relata, el tema abre una nueva etapa en la que experimenta sonidos de trap, salsa, e incluso danzón, cuyas influencias están marcadas por temas como “I like it” de Cardi B, Bad Bunny y J Balvin.
“Este tema abre la nueva etapa musical, no voy a dejar de ser la esencia de Nicki, pero con nuevos estilos, nuevas maneras, un concepto muy piola (agradable) que la gente lo va a ir descubriendo”, expone.
Este proyecto también muestra una cara “más alegre” a la que mostró en su segundo disco, más marcado por las baladas y las canciones tranquilas, por el ánimo que invariablemente le dio la pandemia.
GOZAR LA FAMA
Nicki es cercana con su público, no los ve como seguidores y siempre busca la manera de que quienes la admiran puedan conseguir sus sueños, tal y como ella lo ha hecho.
La fama le llegó a los 19 años y ahora con 22 ha aprendido a disfrutar de ella sin tantas presiones que antes le impedían hacerlo.
“Nunca había sido artista profesional, y no entendía un montón de cosas, como el estrés o la ansiedad de alejarme de mi familia, por ejemplo, estar de viaje, todo fue medio un choque, pero de lo que se aprende”, asegura.
La argentina intenta ser seria y posar así frente a la cámara, pero cada vez le cuesta más trabajo, pues sonríe mucho y cuenta que aunque se “haga la mala” todos saben “que mide un metro 20 centímetros”.
“Todo empezó porque a mí no me gustaba sonreír antes en las entrevistas porque usaba brackets y no me gustaba cómo se veía mi sonrisa”, dice sobre su seriedad.
“Eso no significa que no esté contenta y disfrutando, solo que me quedo como de esa manera y hoy en día intento sonreír un poquito más, pero a veces no sé, se me viene como la pálida y vuelvo”, relata.
Esa dualidad también está en su música, que en momentos puede ir de la dulzura al poder de una rapera.
MÉXICO Y ALEMÁN
Nicki tejió lazos con México desde antes de que su carrera despegara.
“Con una canción que tenía la gente me decía: ¡vení a México!. Y yo (pensaba): ¿cómo voy a ir? Tengo un solo tema. Fue una locura cuando llegué acá, que tuve la oportunidad en el 2020 por primera vez, a los Spotify Awards, que fueron justito antes de la pandemia”, recuerda.
En el evento conoció en persona al rapero mexicano Alemán, a quien ya conocía por su música, y desde entonces comenzaron una estrecha amistad que devino no solo en fiesta, sino en una colaboración que lleva guardada al menos dos años y que muy pronto podría ver la luz.
“Alemán es muy gracioso, nos morimos de risa, (…) fuimos al estudio después de los Spotify Awards, después fuimos al cumpleaños de su manager a festejar y, sin darnos cuenta, fue nuestra última fiesta (antes de la pandemia)” cuenta la cantante.
Después del rapero, Nicki probó la cumbia mexicana junto a Los Ángeles Azules con el tema “Otra noche” y luego dos fechas en el Baja Beach Festival, acontecido en Rosarito, Baja California.
Ahora promete regresar este año para dar un show en solitario por primera vez en el país. EFE