Investigadores de la Universidad de Queen, en el Reino Unido, han concluido que los perros son capaces de detectar esas señales fisiológicas con una precisión del 93,75 por ciento, y hoy publican los resultados de su trabajo en la revista Plos One.
Debido al extraordinario sentido del olfato de los perros, a su estrecha historia de domesticación con los humanos y su uso para apoyar condiciones psicológicas humanas como la ansiedad, los ataques de pánico y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), los investigadores se preguntaron si los perros podrían sentir señales químicas para responder a los estados psicológicos de sus dueños; han concluido que sí.
Para ello, recolectaron muestras de aliento y sudor de personas no fumadoras que no habían comido ni bebido recientemente, antes y después y después de una tarea aritmética de ritmo rápido, y se comprobaron los niveles de estrés a partir de algunas medidas fisiológicas objetivas, como la frecuencia cardíaca o la presión arterial.
Las personas que mostraron un aumento en el estrés con esas tareas experimentaron un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, y los perros -de diferentes razas y mezclas de razas- fueron capaces de diferenciar las muestras de las personas que habían mostrado ese estrés y las de aquellas que se habían mantenido relajadas durante la prueba.
Los autores, tras corroborar cómo detectan los perros los olores asociados a las situaciones de estrés, han subrayado que este hallazgo, además de profundizar en las relaciones entre los humanos y los perros, podría tener importantes aplicaciones para el entrenamiento de perros capaces de ayudar a personas que padecen ansiedad o un trastorno por estrés postraumático.
En la misma revista, investigadores de la Universidad de Glasgow han publicado los resultados de otra investigación, en la que han identificado cuáles son los comportamientos de los perros que sus dueños perciben que son los más importantes para vincularse con sus mascotas.
Para tener una visión profunda de los vínculos entre los humanos y sus perros, los investigadores realizaron un estudio en el que participaron 153 propietarios de perros, y plantearon a los participantes preguntas abiertas sobre qué comportamientos caninos sentían que eran especialmente importantes para establecer y mantener su vínculo con su perro.
Los investigadores han subrayado la importancia de este trabajo ya que los robots con comportamientos sociales se proponen como una solución para aliviar la soledad de las personas y desafíos como el envejecimiento, y en muchos lugares se está explorando la posibilidad de desarrollar robots inspirados en perros que puedan formar vínculos similares con los humanos.
Ese esfuerzo, han observado, requiere una comprensión más profunda de los comportamientos específicos de los perros que propician esos vínculos con los humanos.
Los propietarios describieron una amplia gama de comportamientos clave, y entre los que más valoran de sus mascotas señalaron los de empujar al propietario con la pata o mirar hacia atrás al dueño durante los paseos, gestos que les trasladaban percepciones como que el perro es protector o se quiere comunicar con el propietario.
Los investigadores han sugerido que la incorporación de este tipo de comportamientos en los sistemas robóticos podría ayudar al desarrollo de robots que brinden los mismos beneficios de satisfacción y salud mental para las personas que la vinculación con un perro-mascota. EFE