Derivado de una interesante investigación relacionada con el grabado artístico duranguense, docentes de la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías (EPEA) de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) publicaron un artículo científico denominado “La experiencia estética como generadora de la identidad cultural a través del grabado artístico en el municipio de Durango”.
Los maestros Cristina Sandor, René Medina Avitia y la egresada Vanesa Guadalupe Rosales Moreno realizaron un trabajo por más de dos años en el que reconocen a los pocos maestros que han prevalecido en la disciplina y que se han formado de manera casi autodidacta (excepto los profesores que imparten sus asignaturas en la EPEA, como Víctor Navarro Hernández, la misma maestra Cristina Sandor, Thor Reveles y César Muñoz), interesados igualmente en la tradición y experimentación e inspirados por personalidades de la gráfica nacional e internacional.
La investigación deriva en el artículo que fue aceptado para formar parte del libro “Tañer el tiempo: canto, estética y ciudad”, perteneciente a la serie Campos multidisciplinares del Arte, volumen VI, publicación bianual del Cuerpo Académico Consolidado UAZ-172 Teoría, historia e interpretación del arte, que será editada por la Editorial Libraria, que tiene registro ante el CONAHCYT.
El artículo destaca el desarrollo del grabado en Durango, que la mayoría es enseñado por las instituciones de educación superior y las instancias culturales, sin embargo, se observa como un fenómeno inconstante en la producción. Pese a ello, algunos grabadores han promovido la disciplina gestionando talleres y organizando exposiciones competitivas, con frecuencia motivados por intercambios con otros talleres y la influencia de la gráfica nacional e internacional.
A través de esta investigación, los autores muestran las problemáticas de este ámbito y el cómo fomentar el vínculo de dos conceptos: la identidad cultural y la experiencia estética generadas por la creación gráfica. Para ello, se tomó en cuenta a los grabadores locales, formados, además, en talleres independientes
El artículo subraya cómo las manifestaciones identitarias surgen en el vínculo maestro-grabador y sus aprendices, quienes, a través de un proceso sensitivo y afectivo, contribuyen a la continuidad de la disciplina. Sin embargo, los autores también identifican un desafío: el nivel de abstracción y estilización presente en las estampas dificulta que el espectador promedio se identifique plenamente con ellas.
La investigación también rinde homenaje a figuras clave del grabado en Durango, como Óscar Mendoza Mancillas, Jonathan Gone Aguilar, Israel Torres Moreno, Liliana Cortez Soria y Luis Javier Díaz Ortiz (“El Tanke”), quienes han sido reconocidos tanto a nivel local como nacional. Todos ellos tienen vínculos directos o indirectos con Tomás Castro Bringas, pionero en la formación del grabado artístico en Durango a finales del siglo XX. Además, se destaca la labor de colectivos como “Perro Bravo”, que, tras el fallecimiento de su fundador, evolucionó en “Laboratorio Siete Vidas”, marcando una nueva etapa en esta disciplina.
El artículo destaca que el grabador revela una estética especifica dentro de su representación que es distinta a la pintura, sobre todo en el contexto de Durango, por lo tanto, busca construir una “forma” entendida como objeto artístico en donde se emplea la técnica y concepto o idea, en cuanto configuración formal visible y conceptual; el contraste del claroscuro y sus texturas características impresas sobre papel; la gráfica expandida se reduce a la estampa sobre material vegetal (clorotipia), textil, digital, incluso sobre la piel humana, en una dinámica de autorreflexión y exploración en un sentido más inmediato de la expresión y subjetivación, como función primaria de la imagen.
