Ella es Elodia Gallegos, es mujer y es taxista desde hace más de 10 años. Comenzó con los taxis rosas y ahora es parte de Taxi Mujer.
Desde las 6:00 de la mañana conduce su unidad y, al igual que otras mujeres, trabaja todo el día detrás del volante, con los ya conocidos riesgos que esto implica en una ciudad con casi 600 mil habitantes y un parque vehicular muy grande.
Reconoció que existen graves peligros en la ciudad, desde semáforos que duran muy poco y están desincronizados, hasta pandillas y camionetas “raras”, sin mencionar los consabidos baches y las malas condiciones de las calles.
“Yo dejo de trabajar a las 7:00 porque las calles están mal iluminadas y hay riesgo, sobre todo en las colonias de la periferia, de un asalto o de pandillas”, reconociendo que, por fortuna, ni ella ni sus compañeras han sufrido algún delito.
“Yo invitaría al alcalde a que se suba a mi taxi. Que vea que los topes están sin pintar, las calles llenas de baches, los semáforos sin limpiar o con luces fundidas. Los tránsitos listos para, bajo cualquier pretexto, poner multas o pedir moches”.