Cerca de 200,000 fieles y numerosos líderes internacionales se reunieron este sábado en la Plaza de San Pedro para despedir al Papa Francisco, fallecido el pasado lunes debido a un ictus. La ceremonia fúnebre, que se extendió por dos horas, concluyó poco después de las 12:15 del mediodía. Al finalizar, los sediarios pontificios trasladaron el féretro en procesión hasta la Basílica de Santa María la Mayor, adonde llegó alrededor de la 1:00 p.m. A lo largo del recorrido, miles de personas se agolparon en las calles de Roma para rendirle homenaje entre vítores y aplausos. Tal como era su deseo, a su llegada a la Basílica fue recibido por 40 personas pertenecientes a colectivos vulnerables, incluidos pobres, presos y personas transgénero.
Desde las 10:00 a.m., los cardenales comenzaron a escoltar el ataúd hacia la Plaza de San Pedro, donde inició la misa solemne, presidida por el cardenal Giovanni Battista. El servicio incluyó lecturas en varios idiomas —entre ellos inglés y castellano—, acompañadas de cánticos gregorianos. Durante su homilía, el cardenal destacó que “el intenso Pontificado del Papa Francisco ha dejado una profunda huella en mentes y corazones”.
Los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, llegaron a Roma la noche anterior y rindieron homenaje al Pontífice minutos antes del inicio del funeral. San Pedro y sus alrededores estuvieron completamente llenos, con cerca de 200,000 personas que quisieron ser parte del último adiós.
Entre las más de 160 delegaciones extranjeras presentes, figuraban unos 50 jefes de Estado y de Gobierno, incluidos diez monarcas. Líderes como Donald Trump, Lula da Silva, Emmanuel Macron y la mayoría de los mandatarios europeos acudieron a la ceremonia. La delegación de Argentina, país natal de Francisco y encabezada por el presidente Javier Milei, ocupó un lugar de honor en el área destinada a las autoridades.
