sábado, mayo 10, 2025

Miles visitan a sus madres difuntas

Publicado:

  • Panteón de Oriente se llenó de música, flores y recuerdos

Por: Andrei Maldonado

Decenas de duranguenses se dieron cita en el Panteón de Oriente este sábado para visitar la tumba de sus madres y abuelas fallecidas en este Día de las Madres, donde el camposanto se llenó de música, flores y recuerdos.

Para los mexicanos la madre es símbolo de respeto, amor y admiración, sentimientos que no desaparecen ni siquiera con la ausencia física de la persona. Poco más de 200 mil duranguenses se dieron cita en el Panteón de Oriente este 10 de mayo para llevarles serenata y flores a las mamás que ya no están con sus hijos, que se han adelantado en el camino.

¿Qué marca que alguien se olvide de una persona? ¿Será la distancia o será la ausencia? ¿Será acaso la muerte? Algunos dirían que sí, pero quizá ni la última frontera de la vida pueda separar a una persona del recuerdo de aquel ser amado que ha partido al más allá, y menos si ese ser amado es la persona que nos dio vida, que nos trajo a este mundo, nuestra madre.

En la cultura mexicana la figura de la madre adquiere un toque casi sagrado. Por ella los hijos deben de hacer hasta lo imposible, pues es quien les dio la vida; y por eso no hay mayor pesar que el que se da cuando ésta se encuentra ausente, cuando ha fallecido. Es por eso tal el llanto que aun con el paso de los años se derrama ante su recuerdo y más en una fecha como ésta.

Flores de todos los colores adornando las tumbas, algún rosario musitado de forma queda y una lágrima resbalando por la mejilla. En el panteón todas esas madres comparten el mismo espacio y por un día cientos de familias parecen ser una sola y todas las oraciones parecen ser la misma. Hombres, mujeres, niños y ancianos. Todos hijos, todos deseosos de un beso cálido de mamá.

Miles de personas se reúnen alrededor de las tumbas para limpiarlas y, acompañadas de las generaciones más jóvenes, darle una mejor imagen a la nueva morada de aquellas que dieron su vida por ver crecer a sus vástagos, soñando con un mejor mundo para ellos y con la ilusión creciente de ver retozar en la casa a sus futuros nietos, a los cuales ya no pueden abrazar.

A pesar de todo es una fecha alegre. Sí, pues otra peculiaridad del mexicano es sonreírle a la vida, y a veces también a la muerte. Y quizá eso las difuntas también lo saben, y esperan que sus hijos las visiten de nuevo el 2 de noviembre. Mientras, entre el olor a tierra húmeda y flores, en el cielo suenan las canciones que en vida esas madres devotas tanto cantaran.

 

Artículos Relacionados

Artículos Recientes

error: Content is protected !!