Durango, Dgo. – La Alberca Olímpica 450, uno de los recintos deportivos más importantes de la capital, permanece cerrada desde diciembre de 2024. Han pasado ya más de nueve meses y, a pesar de que el Ayuntamiento anunció desde entonces una inversión de 6.6 a 7 millones de pesos para su remodelación, la reapertura se ha pospuesto en varias ocasiones.

Las obras incluyen el reemplazo de bombas de calor, extractores de aire, rehabilitación de techos, muros, impermeabilización y cambio de la subestación eléctrica. En palabras de las autoridades, se trata de una renovación integral para devolverle funcionalidad a un espacio que en su mejor momento recibía a cientos de usuarios cada mes.
Sin embargo, la prolongación del cierre ha generado dudas entre deportistas y ciudadanos: ¿por qué la obra no avanza al ritmo prometido si el recurso ya estaba aprobado? Originalmente se habló de siete semanas de trabajos; hoy, casi un año después, el inmueble sigue sin abrir sus puertas.
El cambio de directores en el Instituto para el Desarrollo Humano y Valores (INDEHVAL) y la licitación a nivel nacional han sido señalados como factores de retraso, pero las versiones oficiales no terminan de convencer a los usuarios.

Lo cierto es que, con presupuesto asignado y meses de espera acumulada, el caso de la Alberca 450 se ha convertido en un símbolo de burocracia y lentitud administrativa. Y mientras las autoridades insisten en que la reapertura está “a la vuelta de la esquina”, la pregunta persiste: ¿qué hay detrás de tanto tiempo de puertas cerradas?