- Duranguenses ya compran menos o cambian a cortes más baratos
La carne, uno de los productos más presentes en la mesa duranguense, atraviesa uno de sus incrementos más fuertes de los últimos años. El precio por kilo, que en 2024 se mantenía en promedio entre 190 y 200 pesos para un corte de res estándar, hoy se ubica entre 230 y 250 pesos, dependiendo del establecimiento. Algunos cortes selectos incluso rebasan esa cifra, configurando un incremento acumulado que ronda el 30 a 40%.
Este encarecimiento ha comenzado a modificar hábitos tanto de consumidores como de comerciantes, quienes reconocen que cada semana se compra menos carne o se cambia de corte.
Carniceros y distribuidores consultados coinciden en que el incremento ha sido constante desde finales de 2024, pero en 2025 la tendencia se aceleró: La carne en canal, que es la base antes de ser dividida en cortes para el consumidor, pasó de costar 90-100 pesos por kilo el año pasado a 140-150 pesos actualmente.
La pulpa, el bistec y otros cortes “para asar”, comunes en los hogares duranguenses, se venden hoy entre 240 y 250 pesos, cuando hace 12 meses rondaban los 190 a los 200 pesos.
Este salto no solo afecta al consumidor doméstico: taquerías, cocinas económicas, fondas y restaurantes pequeños han tenido que ajustar menús y porciones, sin poder trasladar totalmente el incremento al precio final.
Productores locales señalan que durante el último año se redujo la cantidad de reses en condiciones óptimas para venta. Las sequías prolongadas, el encarecimiento del alimento y algunas afectaciones sanitarias han limitado la oferta.
El alimento para ganado, el transporte, los combustibles, los insumos veterinarios y la operación de los establos aumentaron de precio. Esto empuja la cadena completa desde el campo hasta el mostrador.
A pesar de los incrementos, el consumo de carne en Durango no cae drásticamente. El tradicional “asado del domingo” y el uso cotidiano en cocinas mantienen una demanda que impide que los precios bajen.
Cuando el precio en canal sube más de 40%, el consumidor lo resiente inevitablemente. Carnicerías pequeñas, al comprar por volumen reducido, pagan más por kilo y por transporte.
Hoy, las familias que antes compraban dos kilos de carne para una comida familiar, ahora limitan su compra a kilo y medio o cambian a cortes más económicos.
La venta en carnicerías bajó entre 15 y 25%, según cálculos de comerciantes, pues muchos clientes ya no piden “el kilo completo”.
En negocios de comida, el panorama es igual de complicado: los márgenes son menores y muchos establecimientos ya se preparan para subir precios conforme avanzan las fiestas decembrinas.
Distribuidores y carniceros prevén que en diciembre y los primeros meses de 2026 se registre un nuevo incremento de entre 5 y 10%, impulsado por la demanda de temporada, los costos acumulados y la lenta recuperación de la oferta ganadera.
No se esperan reducciones significativas en el corto plazo; por el contrario, los precios podrían mantenerse altos durante buena parte de 2026.

