Por; Ernesto Gonzáles
“Tomaré el cielo por asalto”[1]
Posiblemente – al menos en mi lista – uno de los primeros valores necesarios para un buen desempeño en la vida y lograr lo que se sueña, lo que se aspira a alcanzar, y es el aprendizaje.
Palabra que se reitera una y otra vez en el campo de la Educación – casi hasta convertirla en una muletilla[2], por la importancia que conlleva siendo una responsabilidad diría que casi exclusiva del docente en el aula de clase y también fuera de ella, aunque no exclusiva de la vida cotidiana, ya que siempre se aprende cada día con cada error cometido o logro alcanzado.
¿Qué entendemos por aprendizaje? Una primera definición: “Adquisición del conocimiento de algo por medio del estudio, el ejercicio o la experiencia, en especial de los conocimientos necesarios para aprender algún arte u oficio.”; una segunda: “Tiempo que se tarda en aprender algo.”
Tiempo que no es igual para todos, ya que conlleva a un proceso a través del cual se adquieren habilidades, conocimientos, conductas y valores, como resultado del estudio, la experiencia, la instrucción, el razonamiento y la observación.
De aquí que no todos aprendamos a la misma velocidad, constituyendo una habilidad del profesorado irremplazable la de identificar en sus estudiantes discerniendo las diferencias de “velocidad” en cuanto al aprendizaje – entiéndase adquisición del conocimiento, comprobado a través de su aplicación – en sí.
¿Experiencia personal? Muchas, aunque describo brevemente una de ellas. Silvia, estudiante de primer año en la carrera de ingeniería industrial, ¿clase? Química; cualquiera fuese la evaluación empleada (oral o escrita) o bien su brazo se alzaba inmediatamente o la entrega de la pregunta corta o examen era la primera. ¿Resultado? Nota máxima.
Ello me conllevó a buscar estrategias donde las evaluaciones a aplicarles fueran diferentes – de mucho más nivel (complejidad, profundidad) – que, al resto de sus compañeros de clase, con el propósito de distinguir hasta dónde podía llegar. Es que, ¿acaso poseía un alto coeficiente intelectual (CI)[3]?
Años después supe que había concluido su carrera de 5 años en 3.5 mediante el sistema de créditos y que a los 28 años tenía dos maestrías[4]. Supongo que usted docente tendrá mucha más experiencia que la antes contada.
Si retomo lo referido al aprendizaje, y en particular sus diferentes niveles, siendo éstos:
- Es el nivel más básico, ya que la única habilidad del alumno será memorizar y recordar el concepto, para que pueda repetirlo. Aún muy tradicional, con mayor énfasis en el aprendizaje a nivel primario.
- Comprender: Con ello se logra percibir y tener una idea de lo que se dice, se hace o descubre y no solo memorizarlo. En este nivel el alumno todavía no lo ha aplicado a un caso práctico, pero es capaz de explicarlo con sus propias palabras a los compañeros. Nota: Por supuesto difiere del subsistema de educación al que hagamos referencia.
- Con ello se logra demostrar explícitamente que se ha podido comprender el concepto y además darle un uso práctico.
- Cuando el estudiante tiene un conocimiento avanzado de la materia, no solo es capaz de aplicar, sino que también puede analizar situaciones concretas para encontrar el procedimiento en aras de posibles soluciones.
- Aplicar en otras áreas. El estudiante no solo será capaz de relacionarlo en la materia que se trate en el aula, sino que podrá aplicarlo para encontrar nuevas soluciones a problemas de otros ámbitos, aplicando para ello estrategias de enseñanza – aprendizaje que le permitan cohesionar diferentes conocimientos.
- Nivel de comprobación de haber alcanzado satisfactoriamente la competencia propuesta.
Niveles que conllevan a un aprendizaje gradual, pero que no necesariamente es el orden a seguir, sobre todo a la hora de evaluar, por ejemplo: Parta de una interrogante para iniciar su clase – y no necesariamente que entendemos por… en la búsqueda o información de un concepto – ¿Qué beneficios ocasiona que el agua que bebes no esté contaminada?
Le parece docente ¿qué, está preparado lo suficiente para abandonar la posible metodología tradicional y evolucionar al cambio con una mayor creatividad, innovación? Si su respuesta es afirmativa, estoy convencido que logrará en su estudiantado un mejor y mayor aprendizaje.
[1] Autor Karl Marx – filósofo, economista, sociólogo, periodista, intelectual y político (1818 – 1883) en carta dirigida a L. Kugelmann (12 de abril 1871)
[2] Palabra o frase que se repite mucho por hábito
[3] El coeficiente intelectual o cociente intelectual, es una cifra con la que medimos la inteligencia de cada persona. Para conocer esta cifra se realizan unas pruebas en las que se mide, por una parte, la edad mental y por otra, la edad cronológica, y a partir de estos datos se calcula el coeficiente intelectual (CI o IQ).
[4] Terrence Tao (CI de 230): este australiano ganó la Olimpiada Internacional de Matemáticas a los 13 años y se doctoró a los 20 años en la Universidad de Princeton.