Por: Ernesto González Valdés
El titulo de esta ocasión no hace referencia a la inclinación política de un padre en particular, sin embargo, un poco que la descripción que haré a continuación se inclina o asemeja al comportamiento de los partidos de diferentes ideologías. Se plantea que la acción educativa familiar permite distinguir o establecer tres estilos o modelos, que a veces se combinan: como son el modelo autoritario, liberal y democrático, veamos las características de uno y de otro:
El modelo autoritario constituye una sociedad piramidal, es donde el padre se siente cabeza, responsable y educador de la familia. El padre es el sabio y quien tiene la experiencia, solo él y más nadie que él, sus hijos tienen pocas posibilidades de comunicarse, intercambiar opiniones (¡increíble!) y para colmo la participación (del padre) en los problemas de la vida doméstica es escasa y marginal. Los contactos sociales son escasos y el intercambio de ideas insuficiente.
Este modelo, en lugar de favorecer en el hijo o hija rasgos de autonomía y de responsabilidad, origina sometimiento e infantilismo, y a su vez, consigue que la autoridad (el padre), en lugar de educar los hijos, los aleja de sí mismo, engendrando la crueldad e inclusive la violencia.
Una modalidad de este método es el híper protección, que bloquea el proceso de autonomía individual, impidiendo cualquier experiencia de decisión propia. Hay madres solteras que asumen este rol de autoritarismo.
El modelo liberal o también llamado libertario, por el contrario del anterior, acentúa en el adolescente la espontaneidad y la libertad. Considerado un sistema de “no intervención”, llegándose a pensar que el mejor modo de asegurar el desarrollo personal de los hijos consiste en dejarlos al arbitrio de sí mismos. Este modelo cree que las dificultades del desarrollo agudizan la capacidad de los hijos de encontrar soluciones, preparando a los sujetos para una vida responsable.
Las relaciones familiares son totalmente informales ya que los padres no consideran necesario protagonizar ningún rol y los hijos no piensan recurrir a sus padres para superar las posibles dificultades. Si se da en el padre, suele ser debido a un ritmo de trabajo tan exigente que le hace estar ausente de la familia. Si se trata de la madre, la situación se duplica, teniendo en cuenta su “responsabilidad” de la parte laboral (en el caso que trabaje) y la doméstica, como si esta última fuese solo de ella, lo cual provoca que su comportamiento sea mucho más estresante, para ella y para el colectivo familiar. Este modelo es muy frecuente actualmente.
Finalmente el modelo democrático, también llamado modelo familiar, este desarrolla en el plano ideológico e institucional. En este método, la autoridad no se manifiesta y el que la ostenta no la consigue.
Por lo que hay que concebirla como una ayuda. Mediante el diálogo, se informa de cualquier acto educativo ya que éste es un encuentro entre dos personas, dos libertades que quieren interactuar para un mutuo enriquecimiento. El modelo democrático presupone la existencia de un clima de diálogo, la inserción en una comunidad de amor, la disminución y la solución de los conflictos familiares, así como la preparación para la autonomía y la responsabilidad. ¿Dónde “cae” usted?