Por: Ernesto González Valdés
Recientemente apreciaba un capítulo – único – de una serie donde un conjunto de actores y actrices se reunían tras 17 años de haber actuado durante 10 temporadas, con unos 236 capítulos de duración.
Recuerdo que la misma, la “descubrí” casualmente, me agradó por muchos factores, siendo algunos de ellos: la frescura, el chiste ligero o algo blanco, eran los tiempos de pasarlos en un canal y grabarlos en un VHS, nada de plataformas o Streaming.
¿Por qué logro “engancharme”? La misma me hacía salir de la rutina de entre 12-14 horas diarias laborales (lo que hoy en día llaman trabajar bajo presión) durante años, atender menos tiempo a la familia (error garrafal, el no hacerlo), pero al menos me arrancaba o bien una sonrisa o hasta carcajadas.
En la medida que el capítulo mencionado en el primer párrafo transcurría (1.42 horas), a mi memoria recurrían recuerdos – diría que los mejores – de diferentes etapas de mi vida: el preuniversitario o bachillerato siendo becado, lo cual implicaba convivir un poco más cercano, más allá de estar o no en el mismo grupo de clase. Nos veíamos el fin de semana para salir a fiestear, al cine, a la playa (o mar); las primeras novias, en fin, diría que una de las etapas más bonitas de la vida (estudiante-juventud)
Llegó la vida laboral y a lo largo de los diferentes colectivos de compañeros(as) en la universidad de donde alcancé mi título de licenciatura y en la cual pude trabajar por años, unos más cercanos en cuanto a amistad que aún perduran a pesar de las distancias, otros que dejaron de hacerlo por verse superada la relación por otros factores, que no vienen al caso, pero los recuerdo a pesar de que se equivocaron en su momento.
Cambio de país y nuevos colectivos – que a pesar de la diferencia cultural-, fueron siendo consolidados mediante el afecto, simpatía y confianza, lo cual implicaba respeto, colaboración, preocupación ante los problemas personales, pero también en espacios donde era necesario el reconocimiento al excelente trabajo individual y de equipo logrado.
No podían faltar las “reuniones periódicas” en algún restaurante, para celebrar los cumples (era imprescindible, porque todo no puede ser el trabajo), las efemérides, donde no podía faltar, aunque no quisiéramos siendo tal vez innato, burlarnos de … (sin comentario); pero lo más importante muchos(as) por el azar de la vida tomamos caminos diferentes, que nos separaron presencialmente, pero no virtual.
Cuando voy al diccionario para identificar el significado de amistad, este se define como: “Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia”, pero en lo personal lo modificaría, quedando del modo siguiente: ““Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que son familia”, tachando la palabra no.
Amistades de años, que están ahí, aunque sean dos correos en el año, o simplemente darle un me gusta (like) para que no duden que los seguimos queriendo y agradeciendo los tiempos compartidos. Un abrazo grande a aquellos que forman parte de este grupo diseminado en el mundo, para los que están y para los que no.
“El árbol de la vida es la comunicación con los amigos; el fruto, el descanso y la confianza en ellos” FRANCISCO DE QUEVEDO.