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martes, noviembre 26, 2024

¿Temor a comprometerte? Por: Ernesto González Valdés

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No es fácil para muchas personas conocer a alguien que pueda resultar interesante, pero cuando se encuentra y se decide iniciar una relación, uno se aventura en un universo de experiencias novedosas y de complejos sentimientos y emociones. Muchas personas desean encontrar una pareja y establecer una relación sólida, pero, por otra parte, les da miedo adquirir un compromiso. Problemática que no resulta tan sencillo como pudiera ser al margen de los latidos del corazón, una serie de factores como son los sentimientos, la autonomía, la responsabilidad, entre otros.

En la adolescencia ese vínculo se amplía al grupo de iguales, se busca la cercanía y el placer con los amigos. Al llegar a la juventud, se empieza a despertar la necesidad de compartir las experiencias con una pareja. En la mayoría de las ocasiones, la necesidad de divertirse y estar con los amigos es tan poderosa como la necesidad de estar con la pareja, motivo en ocasiones de conflicto con uno mismo, ya que el individuo tiene que empezar a entrenarse en tomar decisiones y aprender a establecer prioridades, así como a saber compartir y organizar sus preferencias.

Una vez llegado a la adultez es cuando el foco de motivación se centra principalmente en encontrar una pareja, y en muchas ocasiones surge el miedo, la duda de adquirir un compromiso ¿acaso podremos equivocarnos? El miedo surge ante la expectativa de cambio. Si una persona se plantea que tener una pareja conlleva una valoración que resta, es decir, existen más cosas que perdemos de las que ganamos, entonces tendrá más fuerza el temor al fracaso que la expectativa ante lo positivo que está por venir.

Cuando la persona ignora sus propias capacidades, aparecen los temores e inseguridades que hacen a uno más frágil y débil ante las circunstancias. En estos casos, la persona tiende a huir porque no sabe como responsabilizarse ni asumir las diferentes adversidades con las que puede enfrentarse.

Por otra parte, la autonomía y responsabilidad son capacidades que se van construyendo y aprendiendo con los años. La familia tiene un papel fundamental en la formación de los recursos y capacidades del individuo. Así pues, una educación protectora, permisiva o muy rígida impide al individuo desarrollar sus propias estrategias de afrontamiento para valerse por sí mismo. La persona que ha aprendido a establecer normas rígidas, lo hará también con su pareja. Será exigente para compartir, dar y recibir del otro, y en el momento que la relación no siga el curso esperado, vendrá la frustración y la ruptura sin dar posibilidad de cambio.

¿Cómo afrontar el miedo al compromiso entonces? Haciéndole frente, así de sencillo. ¿Cómo? Conociendo y asumiendo qué sucede y por qué sucede. Se debe contemplar la posibilidad de cambio sin que ello implique una sensación de descontrol. El factor auto confianza deberá ser un camino que se inicie desde un reconocimiento positivo de las capacidades y dificultades que uno posee. Será necesario aprender a expresar los temores, las inseguridades, las preocupaciones las cuales ayudarán a fomentar una relación de confianza y de mayor conocimiento entre los miembros de la pareja. ¿Se decide entonces?

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