Elisa Vázquez, empresaria del ramo de la construcción, señaló que las mujeres continúan siendo relegadas en este gremio pues, pese a estar plenamente capacitadas para ejercer, se les asignan obras menores y a los hombres se les dan los grandes proyectos.
Señaló que se les suele relegar de las grandes obras y, cuando por fin ganan una licitación importante por sus propios méritos, se les presiona para que la dejen para un hombre y tomen obras más pequeñas con las que “sí puedan”, que pueden llegar a ser simples reparaciones de banquetas.
La entrevistada afirmó que, ante la próxima renovación de la presidencia de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), quien quede al frente deberá velar por que éste y otros tipos de conductas terminen, ya que impiden la unidad y el crecimiento del sector de la construcción.
Por su parte Salma Ortega, integrante de la CMIC, coincidió en que a las mujeres les cuesta el doble que a los hombres poder hacerse paso dentro de la industria de la construcción, no solamente en el sector público, sino también en la inversión privada, donde se sigue apostando por hombres.
Acompañadas por otros líderes de la construcción local como Ramón Sida Garay, ambas expresaron su deseo de que quien encabece los esfuerzos de la CMIC no apueste únicamente por apoyar a sus cercanos y alejar a quienes no los apoyaron abiertamente, pues lo que se requiere es unidad.
