El juzgado de Alsfeld condenó al joven por espionaje y robo de datos después de que este confesara haber obtenido, sin especiales conocimientos informáticos, y haber volcado en internet direcciones postales números de teléfono, fotos privadas, conversaciones en aplicaciones móviles y números de tarjetas de crédito, entre otros datos personales, de personas públicas en Alemania.
De una gran mayoría de los damnificados, como sucede en el caso de la canciller, apenas logró una cuenta de correo electrónico y un número de teléfono, informaciones que se podían encontrar buceando con cierta pericia por la red.
Pero en ocasiones logró ir mucho más allá e irrumpir en el ámbito privado de algunos afectados: el copresidente de Los Verdes, Robert Habeck, ha visto cómo se difundían conversaciones personales que él había mantenido con su familia en la red social Facebook.
El joven fue publicando los datos en la red social Twitter en una especie de calendario de adviento a finales de 2018.
En total volcó unos 8,3 gigabites y utilizó dos cuentas -ya cerradas por la red- y cincuenta servidores instalados fuera de Alemania, para dificultar la investigación.
Según la fiscalía, el joven, que vive en casa de sus padres en el estado federado de Hesse (oeste de Alemania), no actuó por motivos ideológicos, sino “enojado” ante las declaraciones públicas de estos famosos y políticos.
El proceso tuvo lugar a puerta cerrada porque el ahora condenado tenía 20 años en el momento de los hechos y se le ha juzgado como menor a efectos legales. EFE