Conjura o venganza familiar contra Rosario
Andrés Manuel López Obrador no gana para vergüenzas con los Bejarano-Padierna
Por Juan Bustillos
Está visto que Andrés Manuel López Obrador no gana para vergüenzas
con los Bejarano-Padierna.
Ya en una ocasión René ofreció oportunidad a los enemigos del actual Presidente
de México para quedar bajo sospecha de lo que no es, corrupto, y ahora, el
apellido de Dolores pudiera ser la causa de que el caso emblemático de la lucha
de la Cuarta Transformación contra la corrupción neoliberal del sexenio pasado
se vaya por el caño en medio del escándalo.
Contra lo que diga el Presidente en la mañanera de este viernes, pocos estarán
dispuestos a creer que cuando negó ser Poncio Pilatos en el caso de Rosario
Robles ignoraba que el juez de control que la vinculó a proceso, y la sometió a
por lo menos 2 meses de cárcel para evitar que pudiera huir, es hijo de la
hermana de la diputada Padierna, Guadalupe, y, por consiguiente, sobrino de
René Bejarano, que parece alejado, pero nunca se ha ido de su lado, ni siquiera
cuando estuvo en la cárcel.
En un mínimo rasgo de lealtad, desde el momento en que se supo que la
incorruptible (pero fácilmente manipulable) computadora del Poder Judicial de
la Federación había seleccionado, aleatoriamente, al juez Felipe de Jesús
Delgadillo Padierna para escuchar a los fiscales y a la ex titular de Sedesol y
Sedatu, a fin de determinar la viabilidad de ser o no vinculada a proceso, la
diputada Padierna y su marido debieron informar al Presidente, o a alguno de
sus allegados, de que se corría el riesgo, fundado, de que la acusada, sus
abogados, los enemigos y los críticos del mandatario, denunciaran lo sospechoso
de que el elegido para iniciar la causa contra Robles fuera, precisamente, su
sobrino en primer grado, pero guardaron silencio porque o se trató de una
estrategia planeada y operada en la cúpula del poder, inadmisible si se cree, a
pie juntillas, en el Presidente, o, bien, porque no quisieron perder la
oportunidad de vengarse de quien fue pareja sentimental del empresario
argentino Carlos Ahumada, el mismo que supo despertar el yo corrupto de
Bejarano.
Por razones inexplicables, durante varios días, Dolores y René, pero también el
juez, guardaron conveniente silencio sobre su parentesco.
De no haber sido por los periodistas Salvador García Soto y Sergio Sarmiento,
la esposa de Bejarano no habría revelado, vía su cuenta de Twitter, que el
juzgador es hijo de su hermana Guadalupe, aunque en ocasiones anteriores se
había negado a contestar preguntas sobre el tema.
La revelación obligada de la diputada a las 15:15 horas de este jueves ha
metido en un brete al Presidente por más que en la mañanera haga uso de su
proverbial capacidad de torear a los reporteros, dado que la causa ya está bajo
sospecha, más allá de la culpabilidad o inocencia de Robles.
Ingresar a una celda a un miembro relevante de la administración de Enrique
Peña Nieto podrá ser presumido como logro de la 4T en su lucha contra la corrupción,
pero, por el otro lado, si los abogados de Rosario se avivan y utilizan el
parentesco de los Padierna podrían objetar los actos del juez, por lo menos,
para demostrar que su cliente es víctima de una conspiración, aunque esta no
existiera.
El Presidente se habría ahorrado las especulaciones si la diputada o su marido
lo hubiesen advertido a tiempo de un hecho que, sin ser ilegal, es, por lo
menos, sospechoso, pero no hubo lealtad.
El desaseo que ha dado pie al escándalo no tiene que ver sólo con René y
Dolores, sino con el juez, que si hubiese actuado como, se dice, lo ha hecho en
el pasado, bien pudo excusarse.
Si su brillantez e inteligencia es tanta, como se ha escrito, bien pudo
advertir que, más temprano que tarde, el país estaría hablando de que se prestó
para una estrategia de Andrés Manuel o para la venganza de sus tíos.
Recordemos que el tío es conocido como el “señor de las ligas” porque fue
grabado por Carlos Ahumada mientras se echaba a la bolsa sus billetes y sus
ligas en los tiempos en que era el más cercano a Andrés Manuel López Obrador.
El marido de la diputada Padierna fue coordinador de la campaña de López
Obrador a jefe de Gobierno y, después, su secretario particular.
El 3 de marzo de 2004, cuando se encontraba en Televisa, en una entrevista en
su condición de coordinador de la bancada del PRD en la Asamblea del DF, fue
invitado a saludar a “Brozo”, que conducía su programa “El Mañanero”.
Nunca imaginó que “El Payaso Tenebroso” le tenía preparada una amarga sorpresa:
Un video en el que aparecía echándose a la bolsa el dinero y ligas que le
entregaba Carlos Ahumada.
Por aquel entonces, Ahumada era pareja sentimental de Rosario Robles, hoy en
prisión porque el juez Delgadillo Padierna determinó que la ex colaboradora del
Presidente Peña Nieto podría huir y evadir el juicio que enfrenta por supuesta
o real omisión en la desviación de 5 mil millones de pesos del erario.
A partir de esto hay derecho a especular que el sobrino de René Bejarano habría
aprovechado su condición de juzgador para ingresar a Rosario a prisión sin
fundamento legal y en franca violación al espíritu del nuevo sistema acusatorio
penal que prefiere que los acusados se defiendan en libertad y así vengar los 8
meses que su tío pasó en prisión escribiendo poemas a López Obrador a causa de
una supuesta conspiración entre Ahumada, Carlos Salinas y Diego Fernández de
Cevallos.
Como se recordará, Ahumada repartió billetes a placer entre algunos personajes
de izquierda y dejó constancia documental de la entrega del dinero.
También grabó a Gustavo Ponce tentando a la suerte en Las Vegas. Ponce era
secretario de Finanzas del gobierno capitalino de Andrés Manuel; pasó 7 años en
prisión acusado de fraude genérico hasta que la justicia federal lo amparó,
pero al quedar en libertad fue detenido de nueva cuenta.
En ninguno de estos episodios fue vinculado el jefe de ambos. De hecho, López
Obrador se deslindó de ambos.
A causa del escándalo de los billetes y las ligas, Bejarano dejó de estar
públicamente cerca de López Obrador para no contaminarlo, pero, al igual que su
ex jefe, se trata de un infatigable activista que recorre el país organizando
brigadas que están y estarán al servicio del Presidente para lo que se pudiera
ofrecerse, que será mucho.
Hoy, Andrés Manuel debe agradecer el escándalo previo a su primer informe de
gobierno a Bejarano, a su esposa y al sobrino de ambos.