Hombría del Jefe Diego en un país de machos cobardes
No es necesario compartir sus opiniones ni sus posturas ideológicas y religiosas para admirar su postura de varón que lo ha caracterizado de siempre y que mostró cuando fue privado de su libertad por plagiarios
Por Juan Bustillos
En un país de machos, en el que, paradójicamente, sobran los
pusilánimes y cobardes, destaca la voz de Diego Fernández de Cevallos para
decir a los críticos de café de la Cuarta Transformación que “aquel que no esté
dispuesto a perderlo todo, mejor que no luche por nada”.
No se trata de un cruzado ni de un fanático dispuesto al sacrificio, pero sí de
un caso, aislado, por desgracia, que no está dispuesto a guardar silencio ni a
agazaparse “como muchos cobardes… en espera que siga la desgracia para
adelante… viendo que no le vaya a suceder algo a un hijo, a mi esposa, a mi
patrimonio, a mi persona o a mi vida…”.
Oportuna la entrevista de Luis Cárdenas de MVS, pues el encarcelamiento de
Rosario Robles y aprehensión en Argentina, y vuelta a poner en libertad, de
Carlos Ahumada revivió el vergonzoso episodio captado por la cámara de Ahumada
en el que se embolsaba billetes y ligas René Bejarano, el marido de la senadora
Dolores Padierna cuyo sobrino, el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna,
inopinadamente decidió recluir a la ex titular de Sedesol y Sedatu cuando,
conforme a la ley, podía enfrentar en libertad la acusación de ser cabeza de la
“estafa maestra”.
Y según Ahumada, en la exhibición en televisión del corrupto que manejaba la
agenda del entorno de Andrés Manuel en sus tiempos de perredista, Diego tuvo
que ver, al igual que el ex Presidente Carlos Salinas y Juan Collado, hoy preso
por sus problemas legales con un particular.
Suficiente como para esperar a que en cualquier momento, y por cualquier
pretexto, por baladí que parezca, la emprendan en contra del ex candidato
presidencial del PAN.
¿Diego tiene miedo a ser perseguido por López Obrador?
La respuesta es de antología: “Prefiero estar, hoy, de frente contra los abusos
del poder y la forma arbitraria, insolente y corrupta como se maneja el actual
gobierno, y pagar todas las consecuencias. Y las pago en efectivo; por donde
vengan, ahí me van a encontrar… No tengo mayores riesgos de nada que perder;
este gobierno a mi no me quita nada que no me quite la muerte”.
Es una pena que a Diego, el tiempo se le haya echado encima porque vivimos
tiempos en que el gobierno necesita contrapesos, pues no existen partidos ni
figuras políticas relevantes dispuestas a jugar el todo por el todo, como él.
No es necesario compartir las opiniones de Diego ni sus posturas ideológicas y
religiosas para admirar su postura de varón que lo ha caracterizado de siempre
y que mostró cuando fue privado de su libertad por plagiarios.
No hay de otra que ponerse de pie ante él para vergüenza de los muchos que por
no perder lo acumulado en sexenios de abundancia se concretan a susurrar en
mesas de restaurante sus críticas al gobierno de López Obrador.