La CNTE y normalistas evaluarán a AMLO
¿Cuál será su respuesta cuando los profesores disidentes tomen la Ciudad de México para cucarlo con el pretexto de que les incumplió con la Reforma Educativa?
Por Juan Bustillos
El
Presidente López Obrador estará sujeto a evaluación.
¿Cuál será su respuesta cuando los profesores de la CNTE tomen la Ciudad de
México para cucarlo con el pretexto de que les incumplió con la Reforma
Educativa?
¿Cruzarse de brazos para vencerlos por cansancio?
Después de lo ocurrido en Chilpancingo con la protesta vandálica de la CETEG,
si Ricardo Monreal quiere salvar a la Ciudad de México, que pretendía gobernar,
necesita garantizar que el Congreso sesione de manera extraordinaria el miércoles
8 y apruebe, en el menor tiempo posible, la Reforma Educativa en los términos
que la CNTE quiere, de lo contrario, la ineficiente policía de Claudia
Sheinbaum no podrá con la envalentonada disidencia magisterial.
No es novedad mirar a la disidencia magisterial guerrerense y a los normalistas
de Ayotzinapa vandalizar edificios públicos con absoluta impunidad, pero las
imágenes de lo ocurrido en el Congreso Local de Guerrero con el pretexto del
incumplimiento de la promesa del Presidente López Obrador de echar abajo la
Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto son premonitorias de lo que podría
ocurrir entre el 15 y 18 próximo, cuando las huestes de la CNTE de 4 entidades
federativas tomen la capital de la República, como amenazan.
Los profes de la CNTE y los normalistas, representados por los de Ayotzinapa,
interpretaron el discurso de campaña del candidato presidencial de Morena como
el retorno al pasado cuando plazas y nóminas estaban bajo su control.
Pero he aquí que, ya convertidos en gobierno, los morenos descubrieron que no
toda la reforma de Peña Nieto es mala y decidieron mantener lo bueno, si bien
con diferente nomenclatura y redacción; además, cometieron el pecado capital,
al menos en el discurso (no obstante, el sospechoso 16 transitorio), de no
ceder en cuanto a lo más importante para los dirigentes radicales, como los
llama López Obrador: El control de plazas y dinero.
El primer mensaje fue enviado en Chilpancingo, pero se reproducirá en Chiapas,
Michoacán y Oaxaca (y luego en la capital de la República) si en el periodo
extraordinario que ya ha litigado el senador Monreal con sus homólogos de las
otras fracciones de la Cámara Alta, Morena no cumple a la CNTE lo prometido.
Fallarle es un riesgo que el gobierno debió calcular. Antecedentes sobran; el
más cercano a lo ocurrido en la capital de Guerrero fue la parálisis impune del
sistema de transporte ferroviario en Michoacán.
¿A qué está dispuesto el Presidente López Obrador para mantener bajo control
del Estado mexicano nóminas y plazas magisteriales?
Desechamos la llamada represión, que en este caso, como en Michoacán, cuando la
parálisis ferroviaria, debió ser el uso legítimo de la fuerza del Estado.
Por otro lado, ¿cómo podrá Sheinbaum defender la Ciudad si no tiene
granaderos?, y si contara con esa fuerza policial no podría usarlos porque va
en contra de la consigna oficial de amor y paz.
A los chilangos sólo nos queda resignarnos a vivir otra época de disturbios,
más violentos que los ocurridos en Chilpancingo, a menos que el gobierno ceda ante
un grupo de presión que no se anda por las ramas, como el resto de la
ciudadanía, que todo lo toma a anécdota y se conforma con desquitarse, en las
redes sociales, con memes más o menos divertidos, a costillas del Presidente.