Rafael Cañas
París, 6 jul (EFE).- El presidente francés, Emmanuel Macron, y su primera ministra, Élisabeth Borne, recibieron hoy un primer aviso de lo difícil que tendrán forjar acuerdos parlamentarios en una Asamblea Nacional sin mayoría y en la que cada grupo de la oposición les planteó condiciones difíciles o francamente imposibles.
Borne presentó hoy su programa de gobierno para los próximos cinco años, en un discurso en el que reconoció que se abre una nueva era en la política francesa con la “búsqueda activa de compromisos” ante la “situación inédita” que se abre con una Asamblea sin mayoría del Gobierno pero con una oposición dividida que no ofrece alternativa.
Durante cerca de una hora desgranó una serie de propuestas, comenzando por las medidas a favor del poder adquisitivo de los ciudadanos que el Ejecutivo prevé aprobar mañana, jueves, tras el repunte de la inflación a su nivel más alto en cuarenta años.
Los franceses “quieren un Gobierno de acción” ante el complicado escenario internacional y doméstico, afirmó Borne, quien pidió espíritu de concordia porque “el desorden y la inestabilidad” no son una opción.
También anunció, entre ruidosos abucheos de la oposición de izquierda, que se mantiene el plan gubernamental de reforma de las pensiones de jubilación, que incluirá retrasar la edad de retiro, aunque no precisó una cifra concreta.
“Tendremos que trabajar un poco más de forma progresiva”, insistió.
Borne anunció que el Estado volverá a tener el 100 % del capital del gigante energético EDF (actualmente es el 84 %) y retomó el plan para construir nuevos reactores nucleares para combatir el cambio climático y garantizar la soberanía energética de Francia.
Siguiendo con cuestiones económicas, prometió que no subirán los impuestos, insistió en que el pleno empleo es posible y que a partir de 2026 se prevé reducir la deuda pública y que el déficit quedará por debajo del 3 % del PIB en 2027.
La jefa del Gobierno aseguró que mantienen el reto de luchar de forma ambiciosa contra el reto climático y propuso que la retribución de los dirigentes de las grandes empresas esté vinculada a que sus compañías cumplan sus objetivos ambientales.
LA OPOSICIÓN SE MUESTRA DURA
En concordancia con los abundantes gritos y abucheos de buena parte de la oposición durante su discurso, el turno de respuesta mostró que el Gobierno tendrá que trabajar mucho y a fondo para lograr acuerdos, en los que la oposición venderá caro su apoyo.
La líder ultraderechista Marine Le Pen destacó el “sentimiento de abandono que tienen los más vulnerables” y constató que Borne no se sometió a un voto de confianza de la cámara: “Ha hecho bien, porque no tenemos ninguna confianza en su Gobierno”.
Le Pen dijo que el Gobierno está “fuera de control” y afirmó que, pese a perder su mayoría parlamentaria, Macron ejerce un poder “irremediablemente narcisista”.
La portavoz de La Francia Insumisa (izquierda radical), Mathilde Panot, calificó a la sesión de “mascarada” porque el Gobierno no se sometió al voto de confianza, por lo que le recordó que los cuatro grupos de la coalición izquierdista Nupes han presentado una moción de censura en su contra.
“Es hora de enseñarle el sentido de la palabra democracia”, espetó Panot a la primera ministra.
El portavoz del conservador Los Republicanos (LR) pareció mostrarse más conciliador y ofreció cooperar con el Ejecutivo, pero solo si este responde a sus exigencias de “devolver la autoridad” a maestros y policías, además de penas automáticas mínimas a los delincuentes, más plazas en las cárceles, un freno a la inmigración y “ajustar los gastos (del Estado) a los ingresos”.
Algo más moderado fue el socialista Boris Vallaud, cuyo partido también está en Nupes, y aunque huyó de las descalificaciones urgió al Gobierno a más audacia en defensa de la sanidad, la educación y la vivienda públicas.
Además, Vallaud retó a Borne a que, si de verdad busca compromisos, se deje a la oposición tiempo suficiente para examinar los proyectos de ley y se acepten sus enmiendas, después de que en el primer mandato de Macron se acusó a su mayoría absoluta parlamentaria de ahogar las iniciativas de los demás partidos.
El ecologista Julien Bayou habló de “desafío” al Gobierno, ya que su partido duda de que el Ejecutivo cumpla sus compromisos contra el cambio climático, por lo que pidió a la primera ministra que “baje de su pedestal”.
El primer reto del Gobierno será el debate de la próxima semana de las medidas que el Consejo de Ministros aprobará mañana sobre el poder adquisitivo. Con el panorama dibujado hoy, el Ejecutivo y sus peones parlamentarios tendrán que tejer complicados acuerdos para sacarlas adelante. EFE