El agua es vital para el buen funcionamiento del cuerpo y del organismo, por lo que es esencial consumirla de manera adecuada y constante; contribuye a disminuir la gravedad de enfermedades respiratorias como EPOC, pulmonía, neumonía y covid-19, informó la jefa de la Unidad de Atención Nutricia del Centro de Dietética y Nutrición (CDN) de la Escuela de Dietética y Nutrición (EDN) del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) Mayali Fonseca Negrete.
Igualmente, agregó, evita espasmos musculares (calambres) problemas de confusión, de equilibrio mental, y reduce el factor de riesgo de padecimientos crónico-degenerativos como diabetes e hipertensión. “¿Por qué tomar agua diario? Porque ayuda a tener mejor digestión, estar mejor oxigenado y los pulmones están más saludables”.
Explicó que tenemos un cuerpo constituido por agua entre 80 y 70 por ciento. En la medida que la gente crece, disminuye el porcentaje del líquido, el cual se encuentra dentro y fuera de nuestras células y forma otros compuestos como la sangre.
Explicó que una buena hidratación en las personas se identifica en el buen funcionamiento del cerebro, los riñones, pulmones, flujo sanguíneo, músculos, huesos y piel. “El cuerpo no genera el agua, esta tiene que llegar a nuestro organismo vía oral; no se almacena, debe ingerirse diariamente en cantidades iguales a las que se pierde y no esperar a tener sed”.
Por ello, la recomendación es consumir dos litros diarios y quienes por su rutina no logren esta meta, pueden distribuirlos de la siguiente manera: un vaso al despertar, durante el desayuno, a medio día, comida, a media tarde y en la cena.
La nutrióloga recomendó que tomar agua depende de la talla, edad y actividad física que realice cada persona; lo recomendable para mujeres es de dos a 2.5 litros diarios, y hombres de dos a tres.
Para impulsar la hidratación correcta y saludable, el Issste promueve la Jarra del buen beber, una guía informativa que muestra las cantidades ideales de consumo de diferentes líquidos.
Se divide en seis diferentes niveles y recomendaciones de consumo máximo y mínimo: 1.- Agua potable, de seis a ocho vasos al día. 2.- Leche semidescremada o descremada, bebidas de soya sin azúcar, de cero a dos vasos. 3.- Café y té sin azúcar, cero a cuatro tazas. 4.- Bebidas no calóricas con edulcolorantes artificiales, cero a dos vasos. 5.- Jugos de fruta, leche entera, bebidas alcohólicas o deportivas, cero a medio vaso. 6.- Refrescos de sabor, cero vasos.
Los síntomas para identificar deshidratación leve son: sed, fatiga, debilidad, dolor de cabeza y mal estado de ánimo; la sed moderada se asocia con pérdida de elasticidad de la piel, escasa producción de sudor o sudor frío, orina escasa o de color oscuro, dificultad para hablar y coordinar movimientos; cuando es severa, provoca espasmos musculares, problemas de equilibrio, confusión mental y es necesaria la asistencia médica inmediata.