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sábado, noviembre 23, 2024

 ¡Sí tú te sientes bien, yo me siento bien! Por: Ernesto González Valdés

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Por: Ernesto González Valdés

Ya hace años habiendo sido promovido a una determinada responsabilidad lo cual conllevaba de inicio a valorar el trabajo de las acciones de mí antecesor en el cargo, y en la medida de las posibilidades darle un giro – con elementos de creatividad, innovación y profesionalidad – estableciendo una diferencia y tratar de darle a las funciones “un sello propio”

¿Por dónde comenzar? Solicité la lista del profesorado y en particular para enviarles una tarjeta por el día de su cumpleaños – lo implicaba un costo, por lo que no recibí apoyo en este sentido – posteriormente se me ocurrió que se le reconociera a los docentes más destacados de las diferentes unidades académicas en determinados períodos: votos a favor, en contra y al final se logró.

¿Por qué la necesidad de comenzar por ahí, se preguntarán? Siempre he sido del criterio que resulta vital que en su entorno (más amplio, más reducido, usted decide) las personas se sientan bien. No necesariamente se logra un empoderamiento de las personas hacia la institución – cualquiera sea la naturaleza de la misma – con solicitudes de informes y reuniones insípidas, trilladas que no conducen a nada.

Haga un alto, y a los que les toca decidir, citen a los colegas, al personal ¿cuándo? (dependiendo de la dinámica del centro de trabajo) y sin agenda predeterminada aborde ante la incertidumbre: “! Hoy queremos hacer algo diferente, algo sencillo… reconocer el trabajo de los mejores por su desempeño, a los mejores colectivos, a…!” No se requiere necesariamente de gastos financieros, aunque a la larga lograr sonrisas vale más que lo que se pretendía ahorrar.

Una persona que se sienta parte de… sin necesidad de solicitarle horas extras hará su trabajo, ya que en un momento su nombre se escuchó a través de los parlantes, posteriormente sus compañeros lo felicitaron a través de las redes sociales, la familia al llegar a casa, cuando él o ella les contó que le habían reconocido todos sonrieron. Con ello se establecer una gratitud, un compromiso de la persona hacia la empresa.

Hace poco, reciente por cierto fuimos a celebrar un grupo de compañeros/as y excompañeros/as de trabajo, una efeméride y se nos acercó una joven dependiente/mesera donde el servicio que nos proporcionó fue espectacular, una atención que daba ganas de regresar en la semana – además de la excelente calidad de lo que consumimos –, al concluir se acercó con la cuenta y le pregunté ¿qué tiempo de embarazo tenía?; me respondió: “ ya próximo a los 8 meses, con cara sonriente de mamá primeriza y será niña”

Le plantee que si no se ofendía, pero que si le podía hacer un presente en mi próxima ocasión al local, para la bebé, ¿la respuesta? Un rostro iluminado, tal vez ruborizado, una esperanza.

Mi apreciación es que los seres humanos requieren de esa gratitud, sistemática, perenne lo que no resta que uno sea respetado, al contrario. Hoy la tecnología, las redes sociales para bien, constituyen una herramienta muy importante – y aquí es donde posiblemente vea que el tiempo utilizado para ello es razonable gastarlo – en beneficio de acercar voluntades, esfuerzos. Cuando en una familia u otro núcleo, lo que prima es el silencio… posiblemente esa relación se… diluya, pasando al olvido lo que no fue o dejó de ser.

Nota: con la publicación de este artículo ya aquella joven que nos había atendido en el restaurante tuvo su bebé y todo salió perfectamente bien, más el regalo otorgado le quedó de maravilla.

 

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