La libertad de expresión es fundamental para la democracia, pero hay desafíos actuales para las instituciones electorales ante la incursión de las redes sociales, “mercaderes de desinformación”, discursos de odio y noticias falsas, coincidieron panelistas en el segundo día de actividades del Foro Regional para América de la Cumbre de la Democracia Electoral.
En la sesión temática titulada “Democracia, plataformas digitales y libertad de expresión”, moderada por Laura Matjošaitytė, expresidenta de la Comisión Central Electoral de Lituania, se expuso que “aunque las plataformas digitales proporcionan a la ciudadanía la oportunidad de tener acceso a la información y participar en procesos democráticos, también pueden socavar la democracia, distorsionando la información, promoviendo historias falsas y facilitando la manipulación política”.
Las plataformas digitales proporcionan la oportunidad para expandir y mejorar la democracia, pero “la libertad de expresión no es absoluta y lo que puede ser legal fuera de línea, puede ser ilegal en línea, además de que hay diferentes leyes al respecto”, por lo que se debe profundizar sobre los desafíos actuales.
Las influencias de las tecnologías de la comunicación en el contexto democrático son por naturaleza ambivalentes; por un lado, promueven el empoderamiento ciudadano y, por el otro, la manipulación de la información, expuso Federico Franco Alvim, director de la Universidad de Combate Contra la Desinformación del Tribunal Superior Electoral de Brasil.
“Los mercaderes de la desinformación” actúan en la ilegalidad, uso de perfiles falsos, perfiles duplicados, perfiles anónimos y robots, dijo, mientras que los organismos electorales, las instituciones genuinamente comprometidas con el Estado de Derecho y democrático, practican una forma de respuesta comunicacional que respeta la legalidad y la ética.
De ahí que consideró necesario discutir si hay razones legales para que en este contexto particular la libertad de expresión pueda sufrir algunas restricciones, respetando el debido proceso.
Enseguida, la especialista en redes sociales globales y desinformación de IFES, Lisa Reppel, abordó el papel que tienen las comisiones electorales con una tendencia global de ataques es su contra “para desacreditar los resultados electorales como medios para socavar la independencia de las instituciones electorales”.
Subrayó la importancia de la comunicación, el apoyo con la academia, medios de comunicación social y sociedad civil para acercarles información verídica y el intercambio entre pares en estrategias contra la desinformación.
“La llegada de Internet y el crecimiento de interacciones en línea puede ser interpretado como una conquista democrática, en teoría, en ningún momento antes de la historia fue posible la participación en el debate público, el acceso a la información, a la difusión de discursos de manera tan exponencial como sucede en la actualidad”, destacó el Relator Especial para la Libertad de Expresión, Pedro Vaca.
Disertó sobre los desafíos de la libertad de expresión en plataformas digitales como la necesidad de que las democracias del continente, asuman con seriedad una misión en diseñar respuestas democráticas frente al deterioro del debate público.
“Necesitamos más academia hablando más y siendo más escuchada. Necesitamos más periodismo de calidad que facilite que sus audiencias reconozcan el valor de su trabajo y lo puedan distinguir de los contenidos que desinforman deliberadamente. Y necesitamos también candidaturas, partidos políticos y autoridades electorales que no contribuyan activa o pasivamente a la desinformación”, estableció.