jueves, mayo 22, 2025

Las relaciones en el trabajo por; Ernesto González Valdés

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Por; Ernesto González Valdés

Siempre he dicho que para que surja una contradicción o un problema, lo menos que se necesita es la participación de dos personas. Nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas, unos estudiando y trabajando, pero la balanza a veces se inclina más a la vida laboral, vida que no está exenta de conflictos, lo cual puede ser traumático y frustrante sino se sabe como enfrentarla, dada las adecuadas o inadecuadas relaciones de trabajo en el seno del colectivo de trabajadores, funcionarios, dirigentes de la empresa o institución, que de no lograrse – no siendo nada sencillo, al contrario complejo – el ambiente laboral se puede tornar en algo insoportable.

El surgimiento de un conflicto fundamentalmente se origina a partir de los criterios “opuestos” que son producto del interés de cada individuo o individuos respecto de un plazo o conveniencia de ejecutar una determinada tarea, la manera de realizarla, el criterio de satisfacción frente a su ejecución final, el reconocimiento personal asociado al logro, etc.

El problema se agudiza cuando dichas contradicciones se transforman en experiencias cotidianas y muchas veces cumplen un rol funcional ya que son parte de las relaciones entre individuos diferentes entre sí, contradicciones que para algunos casos permiten un aprendizaje de actitudes y percepciones e incluso funcionar como orientación al manejo inteligente de emociones al servicio de una meta personal y laboral.

Pero, hay algunas señales que indican que los conflictos pueden ser disfuncionales. Si éstos impiden al trabajador cumplir las metas o bien, si provocan distracción convirtiendo la relación en una especie de remolino que acaba con las ganas de trabajar o en un espiral de frustración y agresividad, el tema se vuelve preocupante.

¿Qué hacer en estos casos? Será necesario comprender y manejar algunas herramientas que permitirán a quienes se sienten afectados enfrentar la situación y no sucumbir a ella.

 Es fundamental revisar qué le entregamos al otro, es decir, analizar qué alimenta su molestia o disconformidad. Hay que considerar que quien está muy ofuscado también puede estar resentido por una palabra, frustrado por falta de reconocimiento o, incluso, complicado por una situación ajena al trabajo que no logra expresar adecuadamente. Para sobrellevar estas situaciones sin afectar su desempeño, será necesario entonces separar al individuo del problema.

Lamentablemente, en muchas ocasiones las personas que resultan desagradables, son compañeros de trabajo con quienes se debe trabajar cercanamente, o bien, pueden ser autoridades. Si alguien resulta conflictivo, hay que tomar conciencia de que la mayoría de las veces lo es con relación a una determinada situación, entonces lo adecuado es enfrentarse con el problema y no con el sujeto, dado que las circunstancias varían.

Lo importante es centrarse en intereses y no en posiciones. Lo recomendable es ponerse en el lugar del otro, descubrir su verdadero interés frente a un determinado asunto y, cuando sea necesario, ceder. Es más positivo aumentar las ventajas para la empresa o institución que discutir sobre quiénes son más relevantes en el proceso.

También será necesario expresar las emociones de manera productiva, tomando conciencia correcta de ella y elegir cuándo y cómo expresarla.  Es preferible reaccionar frente a pequeñas frustraciones y no dejar que se acumulen, describiendo concretamente las actitudes que generan conflicto, para lograr una sana convivencia laboral.

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