El proceso de entrega-recepción entre la administración estatal saliente y entrante, no ha sido fácil. Aunque los funcionarios del “Aispurato” se esmeraron por realizar un procedimiento bien condimentado, algunas áreas estaban muy picantes, y otras, simplemente, no se podían digerir. En la cocina de Finanzas, había un tiradero. No había vajillas, solo platos rotos por todos lados, cajones vacíos, es más, no había insumos para preparar el platillo de entrada de la nueva administración; se percibía un olor a desfalco muy desagradable, indicando la posibilidad de un siniestro en la casa estatal. Marcela Andrade, coordinadora del equipo de recepción del entonces gobernador electo Esteban Villegas, advirtió de la fuga de gas en Finanzas, sin embargo, para todos era evidente por las manifestaciones en las calles, los reclamos de maestros, médicos, universitarios, ¡hasta de alcaldes!, que señalaban que en la cocina, algo se había echado a perder, o peor aún, se había comprado podrido.
Menuda tarea le ha tocado a la nueva administración estatal. El Ambiente Político no tiene otro tema más importante en estos momentos, que la situación financiera que dejaron en las ollas de las diversas secretarías, pues en la gran mayoría de las que van destapando, se encuentran el hedor de corrupción. Ciertamente, Esteban Villegas y su equipo, han hecho público el desaseo financiero encontrado, así como todas las inconsistencias e irregularidades que brotan del fregadero, sin embargo, han sido cuidadosos con las denuncias respectivas que se cocinan a fuego lento, con el firme propósito de integrar adecuadamente las carpetas de investigación, y que la Fiscalía Anticorrupción tenga los ingredientes necesarios, para que no le hagan de chivo los tamales.
Para muchos, el exgobernador José Aispuro Torres se pasó de tueste, y con él, una buena parte de los que lo acompañaron en su sexenio, cuyo plato fuerte fue la lucha contra las presuntas malas prácticas de sus antecesores, pero, lamentablemente, todo indica que en su mandato hubo varios glotones que se dieron tremendo festín, atragantándose con acciones que difícilmente se pueden ocultar, pues a todas luces se mancharon, ¡sí se mancharon con el mole del poder! Aunque es difícil enumerarlo, seguramente hubo algo bueno en el “Aispurato”, solo que ahora, socialmente, cala más el sabor amargo de la situación financiera que priva en todos los sectores, como consecuencia de esos abusos, por eso, quienes pretenden defender al exgobernador, tratan de no hacer gestos mientras le dan el sorbo al caldo hirviendo.
Las gestiones de Esteban Villegas serán fundamentales para surtir de nuevo la despensa, y enfrentar los compromisos en lo que resta del año, tratando de que la cuesta de enero, tenga menos inclinación que la del arranque de su mandato. Ha quedado claro que se debe cocinar un buen gobierno con lo que se tiene – o con lo que le dejaron-, y sentar las bases para que no se vuelva a vivir una situación de esta naturaleza, pues en efecto, el objetivo no es hacer estofado tamazuleño, sino fincar responsabilidades en quienes las tengan, dándole el debido tiempo para que alcancen su cocción. También, será fundamental mantener la confianza con la Federación, surtiéndole a los municipios las participaciones que en el ocaso del “Aispurato” se fueron por la cañería, y que sin duda, también será otro ingrediente que en la olla de la justicia se cocina con calma, así, a fuego lento.