sábado, abril 27, 2024

Depresión infantil y juvenil 40% de consultas en salud mental en ISSSTE

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  • Cuenta con red de servicios de prevención, detección oportuna y tratamiento

La depresión es una de las enfermedades mentales más frecuentes en el mundo y puede ser motivo de discapacidad y sufrimiento. En los servicios de psicología y paidopsiquiatría de los hospitales regionales ocupa entre 35 y 40 por ciento de los motivos de consulta en infantes y adolescentes. Por ello, el nuevo Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) ha establecido una red de servicios de salud mental que promueven su prevención, detección oportuna y tratamiento, informó el director general, Pedro Zenteno Santaella.

Los servicios de salud mental del ISSSTE, puntualizó, forman parte de la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones (ENPA) debido a que están asociadas con factores de riesgo como la depresión, especialmente en adolescentes. Adicionalmente, la población dispone de la Línea de la Vida 800 911 2000 las 24 horas de todos los días del año para recibir apoyo psicológico por profesionales de la salud.

El especialista en paidopsiquiatría del Hospital Regional (HR) “1° de Octubre”, José Luis Pozos Saldívar, precisó que el trastorno depresivo se caracteriza por síntomas de tristeza, apatía y anhedonia, que es básicamente la falta de motivación o interés en las actividades que antes solían tener, y/o ausencia de placer en acciones que por lo general causan satisfacción.

En la población pediátrica, explicó, esta enfermedad es más frecuente en jóvenes entre los 13 y 17 años, debido a que en esta etapa hay mayor estrés por los cambios físicos y emocionales; puede haber problemas con amigos, acoso escolar, presión académica, conflictos familiares e incluso factores genéticos. Se estima que entre 60 y 80 por ciento de infantes diagnosticados con depresión moderada o grave tienen antecedentes familiares de trastornos afectivos.

Si una mamá o un papá la padece, es muy probable que sus hijos o hijas puedan presentar esta patología, sobre todo cuando están expuestos a condiciones frecuentes de estrés o experiencias traumáticas, puntualizó el especialista.

“Un ejemplo reciente fue la experiencia de la pandemia, la cual ha generado una serie de alteraciones, incluso a nivel endocrinológico, que han dado lugar a modificaciones del estado de ánimo, falta energía e interés, dificultad en la concentración, menos interés en realizar actividades con compañeros; también han ocasionado trastornos del sueño y, en consecuencia, al despertar por la mañana presentan cansancio”, externó.

Destacó que, para desarrollar depresión, hay múltiples factores implicados: biológicos, genéticos, ambientales y psicológicos. Lo importante es saber que hay tratamiento, y en el Issste se aborda de manera integral, con equipos de salud multidisciplinarios, encabezados por especialistas en psicología clínica, psiquiatría especializada en adultos, y psiquiatría de pacientes pediátricos.

Con respecto a los síntomas alertadores de este padecimiento, el especialista señaló que, en los niños en edad escolar, cuando aún no expresan cómo se sienten, puede presentarse decaimiento del ánimo, irritabilidad, rebeldía y berrinches exacerbados.

En pacientes de 7 a 11 años, además de la tristeza puede repercutir en que disminuyan su interés por el juego, que baje su rendimiento escolar, se sientan frecuentemente cansados, aumenten o bajen de peso de manera notoria, presenten dolores de cabeza o musculares o síntomas físicos que no tengan ninguna explicación desde el punto de vista médico.

En adolescentes es más común que manifiesten tristeza, que no quieran vivir; hay pensamientos de desesperanza, de muerte; incluso, pueden llegar a tener intentos suicidas, y eso amerita a veces internamiento mediante el protocolo Código Morado, para la atención de urgencias de salud mental con el que cuenta el ISSSTE.

En ese sentido, señaló, es muy importante la detección oportuna para evitar que la depresión se vuelva crónica y se complique con enfermedades agregadas como ansiedad, déficit de atención, trastorno de personalidad desafiante, entre otros, porque esto genera más disfunción en pacientes y en la familia, por supuesto.

Hizo un llamado a la población, especialmente madres, padres y maestros, a prevenir los trastornos mentales, favoreciendo la confianza, donde se permita a niñas, niños y jóvenes expresar sus emociones y preocupaciones, con la certeza de que se les escucha, se les cree y se atienden sus necesidades, en un ambiente estructurado por normas y respeto a sus derechos y a los de las demás personas.

Otra manera de reducir el riesgo de padecer depresión es promover en las familias alimentación equilibrada, práctica diaria de ejercicio físico y buenos hábitos de sueño, concluyó.

 

 

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