- Columna Sena de Negros por: Dionel Sena
No es ningún secreto que históricamente, Durango tiene una gran incidencia electoral sobre lo que pase con la elección presidencial, siempre que la misma, claro está, esté de por medio, es decir, cada seis años, termina “salpicando” al resto de los puestos de elección que estén en juego, tales como diputaciones federales, senadurías y la renovación del congreso estatal, algo a lo que muchos le apuestan y se echan a la hamaca, pensando que alguien más les hará el trabajo, sin embargo, por lo que se ha podido leer en este proceso electoral, esta entidad tendría la enorme posibilidad de convertirse en una “isla electoral”, lo que mandaría un mensaje claro y contundente a todo país.
Se debe recordar que fue la coalición PRI, PAN y PRD, la que de la mano del actual jefe político estatal, triunfó en las urnas en el 2022, por lo que se puede entender que esa triada partidista, ya conoce el camino de lo que se debe de hacer para repetir un resultado semejante, por más que la máxima magistrstura de este país esté en juego, sin obviar que han puesto en esta elección, a los mejores hombres y mujeres que tenían a su alcance, lo que hace cada una de esas candidaturas sumamente competitivas.
Si a lo anterior se le suman las divisiones que hay en la coalición de enfrente y el que algunos no estén haciendo campaña -salvo honrosas excepciones-, es altamente probable que eso vaya a generar la división del voto, la nulidad del mismo y hasta algunas traiciones qué en el caso de Morena y sus aliados, no sería nuevo, pues no es casualidad que en lo local no van juntos y terciarán de manera irremediable ese sufragio, lo que bien podría significar una ventaja para la coalición “Fuerza y Corazón por Durango”, aunque aún deberán demostrarlo en las urnas.
A Durango de nada le ha servido en el pasado, llevar una relación cordial con el titular del poder ejecutivo federal en turno, pues año con año a esta entidad, se le asigna un Presupuesto de Egresos de la Federación equivalente a lo que representa en el padrón electoral y que ronda el 1.6 o 1.7 por ciento y nada más, indicativo de que el trato seguirá siendo el mismo los próximos seis años, de ahí que estaría por demás justificado un manotazo en la mesa, convirtiendo a Durango en una “isla electoral”, total el recorte de participaciones y de recursos extraordinarios continuarán.
Al tiempo…