Como parte de la estrategia para impulsar la prevención entre la derechohabiencia y contrarrestar el aumento de enfermedades derivadas del consumo del tabaco, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) dispone de 156 clínicas en todo el país para dejar de fumar, donde otorga atención multidisciplinaria para el manejo y control de pacientes con esta adicción, informó el director general, Pedro Zenteno Santaella.
Aseguró que este hábito representa una afectación severa en la población, su consumo puede provocar enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, las cuales son una de las primeras 15 causas de mortalidad hospitalaria en el ISSSTE, por ello, la dependencia mantiene el objetivo de orientar, sensibilizar y apoyar a los pacientes a modificar prácticas que dañen su salud.
La jefa de departamento del Programa de Salud Mental, Lucía Ledesma Torres, puntualizó que el consumo de tabaco es un factor de riesgo importante que provoca enfermedades como: bronquitis crónica, enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, infarto del miocardio, accidentes cerebrovasculares, úlcera gastrointestinal, gastritis crónica, ansiedad e insomnio, entre otras. “Quienes las presentan tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas graves en caso de ser infectadas por covid-19”.
Señaló que incluso incrementa la gravedad de patologías respiratorias como el asma y dificulta su control, aún con medicamentos. “El tabaco irrita las vías respiratorias, provocando inflamación, las cuales se estrechan y se llenan de mucosidad pegajosa, condiciones que favorecen el ataque de este padecimiento”.
La especialista indicó que la eficacia del uso de vapeadores como alternativa para dejar de fumar no está comprobada; al contrario, su consumo frecuente irrita los pulmones, tiene efectos nocivos para el corazón y provoca tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho, náuseas, vómito, diarrea, fiebre y pérdida de peso.
En el ISSSTE se ofrecen terapias de atención integral en modalidades grupal o individual, apoyados de tratamiento farmacológico con vareniclina y anfebutamona, cuyo objetivo es disminuir la ansiedad, agregó.
En el último año, en las clínicas para dejar de fumar se brindó atención a mil 635 pacientes. Precisó que durante la pandemia no estuvieron abiertas y se abrieron paulatinamente.
Aun cuando ya se reactivó la atención presencial, este servicio se implementó de manera permanente con alternativas virtuales. En el último año se brindó seguimiento con cinco mil 645 llamadas telefónicas. Actualmente, otorga 804 tratamientos completos en unidades de todo el país.
Ledesma Torres afirmó que las terapias psicológicas son parte fundamental del tratamiento ya que, además de apoyarlos con el control del síndrome de abstinencia, acompañan para que la fuerza de voluntad no decaiga; de igual forma, brindan métodos de respiración, relajación y manejo de ansiedad.