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Ambiente Político Por Eduardo Serrano
A pocos días de que empiecen a correr las encuestas decisivas de la Cuarta Transformación para elegir a su corcholata presidencial, la tensión del Ambiente Político crece entre los equipos de los aspirantes cuatroteístas. Claudia Sheinbaum se ha visto obligada a apretar el paso para dar el último estirón en la recta final de la contienda interna, frente a la presión de Marcelo Ebrard, que ha optado por echar toda la carne al asador con una serie de señalamientos en contra de Sheinbaum, con la finalidad de descarrilarla como si fuera vagón del metro. Mientras eso ocurre entre Claudia y Marcelo, Adán Augusto López, haciéndole honor a su nombre y a su slogan, anda muy “a gusto” capitalizando ese enfrentamiento corcholatezco, sabiendo que lo que requiere el “Movimiento”, es a un liderazgo que unifique sin mentir, que atraiga sin robar y que reúna los esfuerzos sembrados por Andrés Manuel López Obrador desde su triunfo en 2018, sin traicionar.
Es innegable que los diferentes equipos que han arropado a Claudia Sheinbaum, han sido sumamente efectivos al dejar tatuada en la militancia morenista, en la del Verde y en no pocos petistas, la percepción de que el camino para consolidar la Cuarta Transformación, es a través de ella. “Es Claudia”, ha penetrado como si fuera la línea presidencial dictada desde Palacio Nacional, lo cual le ha permitido mantenerse a la cabeza en las encuestas no oficiales, apretando el paso a pesar del natural cansancio que ha implicado la “campaña interna”, que no es campaña ni es interna, sino todo lo contrario. Sin embargo, la metodología del proceso cuatroteísta, rebasa las fronteras partidistas, abarcando una muestra estadística que reunirá el sentir del Pueblo “bueno y sabio”, donde se corre el riesgo de que se den ciertas discrepancias. El 6 de septiembre de 2023, sabremos si la estrategia y el perfil de Claudia Sheinbaum, fueron igualmente efectivas en las encuestas oficiales, como en las no oficiales.
Con la cargada -aparente o real- a favor de Claudia, Marcelo Ebrard debía presionar. Sus denuncias mediáticas, de llegar a comprobarse, constituyen delitos electorales que pondrían en riesgo los sueños presidenciales de Sheinbaum, pero también los del Movimiento, al concluir el proceso interno sumamente desgastados, fracturados y con varios perfiles flacos, ojerosos y sin ilusiones políticas. Lo raro es que Marcelo en su discurso sigue enviando señales de esperanza. En una dualidad medio extraña, se muestra confiado en que los números le darán el triunfo, pero a la vez desconfiado en que esa victoria le sea respetada por parte de MORENA, cuya estructura partidista lo habrá de acompañar para llevarlo hasta Palacio Nacional, de llegar a ser el afortunado sucesor de la 4T, y entonces sí, tendrá que confiar en esa estructura que según él, en esta etapa, le ha hecho muchas “chicanadas”.
Adán Augusto López sabe cómo piensa el presidente; durante muchos años se ha “codeado” con él, y sin necesidad de gritarlo a los cuatro vientos transformadores, todos saben que Adán le garantiza a su paisano tabasqueño la continuidad del proyecto de Nación, algo que no querrá poner en riesgo el que despacha en Palacio Nacional. Así que, aunque los números no le favorezcan en las encuestas oficiales y no oficiales; aunque haya un rompimiento con Marcelo, derivado de sus fuertes presiones; y aunque Claudia haya apretado el paso en la recta final, de llegar a darse un giro inesperado, ninguno podría reclamarle a Adán, quien en medio de toda esta turbulencia, sigue haciendo su chamba, muy a gusto.