El 29 de diciembre se conmemora el Día de la Sagrada Familia. ¿Por qué se celebra en esta fecha y cuál es su origen? Te compartimos todos los detalles.
La Navidad es esa festividad que conmemora el nacimiento de Jesús para el cristianismo, aunque tenga orígenes paganos. Esa festividad se ha convertido en la más popular alrededor del mundo, con todas las familias reuniéndose a lo largo de las casas para pasar un tiempo juntos. Sin embargo, dentro de las festividades de finales de año, el Día de la Sagrada Familia ha pasado por alto para muchas casas, siendo además una de las más importantes para la Iglesia católica.
Día de la Sagrada Familia: por qué se celebra el 29 de diciembre y cuál es su origen
Aunque también existen algunos días festivos religiosos dedicados a cada miembro de la Sagrada Familia (Jesús, María y José), el Día de la Sagrada Familia conmemora su vida en común y la celebración se centra en la vida familiar religiosa. Esta festividad tiene lugar el primer domingo después de Navidad, por lo que este 2024 se celebra hoy 29 de diciembre. Aunque desde tiempos antiguos se ha observado una fiesta para la Sagrada Familia, fue hasta el siglo XVII que se reconoció en el cristianismo occidental un culto de veneración por la Sagrada Familia como grupo.
La familia es fuente de esperanza
En la familia, precisan los Pastores, la persona, además de como individuo, se forma “como miembro de una comunidad que camina hacia Dios y hacia los demás”. Aprendemos, continúan los Obispos en su mensaje, “que «no es bueno que el hombre esté solo» (Gen 2,18) y que nuestra identidad se construye en la relación con los otros”. Esta verdad, puntualizan, “se convierte en una fuente de esperanza en una sociedad herida por el aislamiento, la soledad y la ruptura de los lazos comunitarios” porque “la familia es la primera y fundamental estructura en la que se aprende el sentido de la solidaridad, la gratuidad y el cuidado del otro. Allí donde el amor es verdadero y se comparte, surge la esperanza”.
La familia llamada a ser testigo de la misericordia divina
En este sentido, los Obispos españoles proponen la vivencia del Año Jubilar como una “invitación a fortalecer los lazos de amor en nuestras relaciones y a reconocer la dignidad de cada persona, especialmente en un momento en que las dinámicas sociales pueden llevar a la división y al desencuentro”. La familia cristiana “es llamada a ser testigo de esta misericordia divina, que no se cansa de perdonar y de renovar todas las cosas. En este tiempo de gracia, es fundamental que nos esforcemos por restaurar la confianza y el respeto mutuo, comenzando por el seno del hogar”.
¡No perdamos la esperanza!
Los Obispos también tienen una palabra “especial” para las familias que pasan por momentos de prueba, quienes sufren la enfermedad, la pérdida de seres queridos, la pobreza o la incomprensión. A ellos, particularmente, los exhortan para que “¡No perdamos la esperanza! El Señor camina a nuestro lado y renueva su promesa de vida abundante”.