La problemática de la basura en las calles no se limita únicamente a la falta de conciencia ciudadana, sino a la carencia de infraestructura urbana adecuada para el manejo de residuos. Así lo evidencian testimonios de habitantes que diariamente enfrentan la dificultad de disponer correctamente de los desechos, incluso de las mascotas.

Un vecino relató que, pese a sacar a pasear a su perro con las bolsas correspondientes para recoger los desechos, debe caminar hasta media hora con la carga en la mano debido a la escasez de botes de basura en la vía pública. Esta situación, lejos de ser un hecho aislado, refleja un problema estructural: la deficiencia en el servicio de recolección y en la planeación urbana.
De acuerdo con la experiencia compartida, gran parte de la basura que termina obstruyendo coladeras no es necesariamente producto de quienes arrojan envolturas en la calle, sino de familias que, ante la ausencia de contenedores y horarios adecuados, se ven obligadas a dejar las bolsas en las esquinas. La alternativa sigue siendo escuchar el paso del camión recolector, lo que resulta complicado en un país donde muchas personas deben salir de casa desde las primeras horas de la madrugada para cumplir con sus jornadas laborales.
