Este martes se llevó a cabo en la Arquidiócesis de Durango la Misa Crismal, celebración que fue presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez y concelebrada por los Sacerdotes de la Arquidiócesis.
En esta celebración se consagró el Santo Crisma y se bendijeron los demás óleos. Monseñor destacó que esta celebración es también para los sacerdotes una hermosa oportunidad para que juntos y de manera personal renueven las promesas que se hicieron el día de su ordenación.
“Debemos estar seguros que la gracia de Dios nos acompaña, no estamos solos, nadie está solo, debemos tener la certeza que la comunidad nos sostiene con su oración, con su amor y con su cercanía, a ellos nos debemos, seamos agradecidos con ellos”, dijo.
Además el Arzobispo alentó a los sacerdotes a seguir con su misión pastoral “quienes estamos consagrados al servicio del Reino, estamos llamados a renovarnos de manera perenne, buscando sobre todo asumir una actitud de permanente conversión personal y pastoral que implique escuchar con atención y discernir lo que Dios nos va pidiendo para nuestra vida y en pro de las comunidades que nos ha encomendado”.
El Crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son asignados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes.
Con el óleo de los catecúmenos, se preparan y disponen para el Bautismo. Con el óleo de los enfermos, se ungen para el pronto alivio de sus enfermedades. La consagración del Crisma es competente exclusivamente del Obispo.
Además, durante esta Santa Misa los presbíteros realizan la renovación de sus promesas sacerdotales. Ordinariamente la Misa Crismal se celebra en la Catedral de cada Diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral, se puede anticipar a otro día, que, de todas maneras debe ser cercano a la Pascua.
