- Columna Sena de Negros por: Dionel Sena
Durango volvió a ser nota nacional, por el feminicidio de “Lily” al interior de la tienda Coppel ubicada en Constitución y 5 de Febrero, un hecho que llenó de indignación a los duranguenses, los cuales, se manifestaron a través de las redes sociales y los medios de comunicación, exigiendo justicia, misma que llegó unas horas después, con la detención del responsable de este feminicidio, al cual se le otorgó una pena de 60 años de prisión, lo que no deja de ser un precedente en este tipo de hechos en Durango.
Más allá de la detención y la sentencia que se dio sobre este hecho, no deja de llamar la atención, el cómo el agresor pudo entrar a la tienda, identificar a la víctima, seguirla hasta el baño y llevar a cabo el incalificable acto, para después salir del establecimiento con una prenda de vestir de a quien había agredido para cubrirse el rostro, lo cual quedó documentado en las cámaras de seguridad, mismas que no evitaron que la agresión se llevara a efecto.
A pesar de las manifestaciones de justicia y de indignación que ya eran del dominio público, la tienda abrió sus puertas al día siguiente como si nada hubiera ocurrido, lo que acrecentó la indignación del común denominador, incluso afuera de ese establecimiento comercial, el cual mandó un mensaje claro de que el negocio no se podía ver afectado, más allá de lo ocurrido que no fue un tema menor, pues hasta ese entonces aún no se daba con el agresor.
Está claro que hoy más que nunca, se requieren en Durango, normativas y reglamentos que garanticen la seguridad no solo de quienes acuden a los distintos establecimientos comerciales como clientes, sino también para quienes trabajan en los mismos, en especial quienes son mujeres, pues son las que están más expuestas y corren mayor riesgo al trabajar en ese tipo de lugares que son de libre acceso para cualquiera que quiera ingresar, de ahí que se tengan que tomar medidas antes de que se repita algo semejante.