Por; Ernesto González Valdés.
Siempre he sido del criterio, de lo que uno se proponga en la vida puede cumplirlo, o al menos cerca o próximo de ello, a pesar de los giros que puedan surgir a lo largo de la misma, donde no siempre las cosas salen bien o a veces mejor de lo que uno pensaba. Aunque hay quienes consideran y lo respeto que todo puede quedar a la voluntad de un culto, un principio, un criterio, pero lo que es cierto que como herramienta imprescindible para hacer realidad nuestros sueños, lo es el estudio.
Es real que existen las desigualdades sociales, pero hay muchas historias que contar donde no todas las personas que de alguna forma u otra tienen mayores facilidades para el estudio, significan que hayan sido las más exitosas, por el contrario, personas de escasos recursos que entraron inclusive tarde a la escuela y han sido o son excelentes profesionales. ¿Cómo lograrlo? Por supuesto, que puede tener solución.
En ocasiones me preocupa que algunas personas (adultas) se encierren en sí mismo y cuando se ven rodeados de no tener que comer, que vestir, no encontrar trabajo sin embargo hay elementos que producto de la falta de planificación o la definición de prioridades no puedan sacar sus centavitos ahorrando poco a poco para invertirlo en algún curso para él o ella o algunos de sus hijos o hijas, del cual se derive una formación al menos básica que le permita ciertas herramientas, donde a partir de las cuales puedan obtenerse los primeros frutos.
No queda duda que cuando aprieta el “cinturón”, hay que buscarla donde no hay, por supuesto de forma honrada, tal vez contando hasta cuantas cucharadas de atol o de frijoles más se le va a proporcionar al “cumiche”[1], mientras que el resto se sacrifica.
Difícilmente todos y todas tendremos de todos, y quienes lo logran es por esa palabra también mágica, que es el sacrificio. Por lo visto, no he descubierto el “agua helada” porque muchos lo hacemos, pero que pensar cuando el “sacrificio” está en gastarlo en cigarrillos, bebidas (artículos que han sido gravado con precios exorbitantes como medida de evitar su consumo)
¿Qué decir de la bebida (ron) de mayor reconocimiento en el país? Hagamos un ejercicio ficticio en cuanto a cifras para una persona que tenga estas ¿costumbres, vicios, hábitos? y sacar cuenta: 600 pesos en cigarro (al mes), más unas 6 cervecitas cada viernes (siendo conservador y que la persona solo paga las suyas, sin invitar a nadie), ya serian unos 102 x 4= 408 al mes; pero si el domingo desea celebrarlo con una botella de su licor preferido (130 x 4 = 520 al mes) para un gran total de: 600 + 408 + 520 = 1528, equivalente en muchas ocasiones a la mitad de un salario. Con ese monto, además de mejorar su salud, úselo para estudiar usted o algunos de sus familiares.
Le invito a hacer la prueba: Resulta mucho más halagador ver a un hijo suyo graduarse, que no enfermarse o perder los estribos producto de los “beneficios del alcohol” para usted como padre de familia.
[1] Cumiche: Hijo menor de una familia. Llamado así en América central