Atlanta (EE.UU.), 8 nov (EFE).- El conteo de los votos está en el punto de mira en las elecciones de medio mandato de este martes en Estados Unidos a raíz de los bulos del expresidente Donald Trump para denunciar un fraude electoral en los comicios que perdió en 2020.
“Las reglas de funcionamiento y del escrutinio (de los votos) no han cambiado. Todo sigue igual que la última vez”, dijo a EFE Jimmi Littles, responsable de un punto de votación ubicado en una iglesia en el norte de Atlanta, en Georgia.
Trump perdió en este estado clave por solo 11.000 votos en 2020 frente al actual presidente, Joe Biden, un estrecho margen que fue utilizado por el republicano para denunciar un fraude electoral y forzar un segundo recuento, que confirmó la victoria del demócrata.
El territorio sureño vuelve a ser decisivo dos años después ya que, junto a Pensilvania y Nevada, decantará la balanza de la mayoría en el Senado, ya sea del lado demócrata o del republicano.
Littles, quien hace 12 años que se encarga de ese punto de votación, afirmó convencido que la gente confía en la integridad del proceso porque “es muy sencillo”.
Los ciudadanos registrados se identifican en la entrada del centro electoral, donde se les da una tarjeta para votar en una urna electrónica.
En la pantalla marcan su voto, que se imprime en una papeleta que luego escanean para que quede registrado el sufragio. No se tarda más de tres minutos.
Al cierre del centro, a las 19.00 hora local (00.00 hora GMT), la máquina hará el conteo instantáneo, pero se conservarán las papeletas para poder comprobarlas si hubiera alguna inconsistencia.
Aunque en otros puntos del estado ha habido durante la campaña amenazas contra los funcionarios electorales, Little contó que “afortunadamente” nunca le ha ocurrido nada y se siente seguro con el despliegue de policías en los centros de sufragio.
Los puntos de votación tienen carteles que prohíben portar un arma a menos de 50 metros del lugar.
El FBI emitió la semana pasada un informe para funcionarios estatales y locales en el que avisaba de que los discursos que apuntan a un fraude electoral pueden derivar en amenazas violentas contra cargos electos y funcionarios electorales.
Las autoridades del condado de Fulton (Georgia), que incluye partes de Atlanta, informaron este martes en una rueda de prensa de que “la votación está siendo un éxito” y que por el momento no ha ocurrido ningún incidente destacado en ninguno de los 249 puntos de votación del condado, que tiene 800.000 electores registrados.
Precisamente, la fiscal del condado de Fulton, Fani Willis, es quien lidera la investigación sobre los intentos de Trump de invalidar el resultado de las elecciones en el estado de Georgia en 2020.
La afluencia en los colegios electorales de Atlanta no era muy elevada, pero lo cierto es que Georgia ha registrado durante las últimas semanas un récord de votación anticipada con 2,4 millones de electores, un mecanismo muy cuestionado por los republicanos más cercanos a Trump.
“Cuando alguien desconfía del proceso de votación es porque no le gustan los resultados. Yo creo que es un proceso seguro”, dijo a EFE Meredith, una mujer que votó pensando en la defensa del aborto, un derecho restringido por una sentencia del Tribunal Supremo.
Matt, quien seguramente votó muy diferente dado que se autodefinió como “provida”, destacó que también confía en el escrutinio de los votos y que no cree que los perdedores esta vez se nieguen a reconocer el resultado.
Ocurrió con Trump en 2020, pero también, aunque por motivos distintos, con la candidata demócrata a la gobernación de Georgia Stace Abrams, quien atribuyó su derrota a la legislación que dificulta el voto para las minorías más desfavorecidas.
“Creo que estos alegatos ponen en peligro la confianza en las instituciones democráticas y esto no es bueno”, opinó Lee Morris, concejal de distrito, a la entrada de un colegio. EFE