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Los “moches” malditos… también alcanzaron a la CONAGUA de Durango.
Hubo a quienes les pasó desapercibido, el movimiento telúrico registrado en la titularidad de la delegación de CONAGUA en Durango, pues dejó esa posición, Manuel Vargas Medina, el cual asumió en junio del 2022, pero la tuvo que dejar el 28 de febrero de este año, bajo un clima de irregularidades que van desde temas de nepotismo, despidos injustificados, aparente solicitud de “moches” -por trámites que deberían ser gratuitos- e incluso, mal uso de los recursos públicos para uso personal, lo que ya fue insostenible, de ahí que se tomara la determinación de quitarlo del puesto, mismo que ya es ocupado por el ingeniero José Luis Luna García que hasta donde se sabe, vive el morenismo las 24 horas del día, una constante en varias áreas de esa instancia gubernamental a unos meses de que arranque el proceso electoral del 2024, aún así parece que llegó a poner orden ante tanta anomalía.
Si bien es cierto, el gobierno federal tiene todo el derecho de poner o quitar funcionarios de ese orden a su antojo, no se hicieron públicos los motivos de este movimiento, incluso poco o nada se supo de quién ocupaba esa delegación de CONAGUA en Durango, pues durante su gestión nunca se informó lo que esa instancia hizo en favor de esta entidad, dejando atrás las cuentas entregadas y el trabajo realizado por Yadira Narváez que el tiempo que se desempeñó al frente de esa delegación, siempre asumió los retos de frente y con transparencia, pues hizo públicas cada una de las acciones realizadas, lo que contrasta por completo con quien fue su relevo y que se fue por la puerta de atrás ante tanta anomalía que hoy a través de este artículo de opinión, se hace pública.
Dicen que los excesos eran tales de Vargas Medina que hasta ordenó, le pusieran rines de lujo a la camioneta que tenía asignada para desempeñar sus funciones, lo que desde luego, no pasó inadvertido por parte de su personal, mismo que calló ante el temor de perder su trabajo, el cual de todas formas terminaron perdiendo, pues el descrito, unos meses después de asumir el cargo, dispuso el despido -no justiciado- de hombres y mujeres muy valiosos y valiosas para la delegación que tenían años laborando bajo contratos temporales, mismos que sin reparo, demandaron a la delegación por varios millones de pesos, por lo que el “chistesito” lo tendrá que pagar su sucesor a través de su departamento jurídico, algo de lo que ya está enterado el director nacional de la CONAGUA, aunque ello no evitará que la erogación sea multimillonaria y todo por los excesos de un solo hombre.
En el rubro de los “moches”, se sabe que solicitaba a particulares -que acudían a la delegación a realizar trámites que deberían ser gratuitos- un porcentaje para que las resoluciones les salieran a favor, lo que fue una constante, pero no solo eso, también ordenaba a sus subdirectores encargados de la poca obra que tenía asignada la Comisión Nacional del Agua en Durango, entregarla a constructores que accedían a darle un porcentaje de la misma, lo que claro está, son anomalías graves que seguramente se investigaron en su momento y de ahí la decisión que se tomó de removerlo del cargo, sin darle muchas explicaciones, sin embargo, dejó una herencia de varios “recomendados” con perfiles que nada tienen que ver con el puesto asignado, algo que deberá arreglar el nuevo delegado, en caso claro, de que quiera realmente hacer un cambio ante los excesos ya expuestos y que fueron denunciados ante quien esto escribe, pidiendo que sus generales se reserven para evitar posibles represalias.