El especialista en nutrición y acondicionamiento físico, Miguel Güereca, señaló que la repercusión psicológica y alimenticia de los sobrenombres en niños, adolescentes y adultos es severa y por ende deben evitarse.
Indicó que, por ejemplo, estigmatizar a que un niño sea sano por estar “gordito”, le hará tener una idea errónea de la alimentación; por otro lado, es erróneo burlarse de alguien por el solo hecho de estar pasado de peso.
“Es ilógico premiar a alguien por estar delgado y castigar a otro por tener sobrepeso. Los factores físicos como la altura o la belleza no deben ser parámetro para tratar a una persona como si fuera algo que eligió”, aseveró.
Consideró que estas acciones de bullying tarde o temprano llevarán a la depresión y estas a su vez muchas veces terminan en desórdenes alimenticios severos, tanto de la ingesta en exceso como de la ausencia de alimentos.
Afirmó que, en caso de tener un problema relacionado con la obesidad, es preferible tomar cartas en el asunto que, en recurrir a la violencia verbal, y en ese sentido tiene mucho que ver el apoyo que brinden los padres en casa.
El entrevistado puntualizó que, por ejemplo, se puede destinar de media hora a una hora para la práctica de ejercicio o un deporte desde los 5 años, pues es un mito que un niño no pueda hacer ejercicio, solo que con cuidado.
