No me queda la menor duda: el regreso de los trenes de pasajeros es mucho más que un simple proyecto de infraestructura, es una apuesta decidida al futuro.
Este fin de semana, la Dra. Claudia Sheinbaum, con visión de Estado, dio el banderazo para la reconstrucción del tramo Ciudad de México-Querétaro, una obra que no solo promete devolvernos un medio de transporte eficiente, ecológico y accesible, sino que también representa una conexión simbólica entre el pasado de lucha y el futuro que aspiramos construir.
Recuerdo los años en que los trenes eran el corazón de *México*. Movían no solo mercancías, sino historias, sueños y familias enteras. Sin embargo, ese *México* ferroviario fue desmantelado, víctima de intereses que privilegiaron lo privado sobre lo colectivo.
Ahora, con este primer paso, parece que el país comienza a recuperar su identidad ferroviaria. El tren *México*-*Querétaro* será pionero en restablecer una red que no solo acortará distancias, sino que ofrecerá una alternativa real ante la saturación de nuestras carreteras y la creciente crisis climática.
No me queda la menor *duda* que Este proyecto no solo es relevante por la movilidad cotidiana, sino por el inmenso potencial que tiene en el ámbito turístico.
En países como *Canadá, Estados Unidos y Europa*, los trenes de pasajeros han sido esenciales para fomentar el turismo. Rutas como el Rocky Mountaineer en Canadá, que permite a los viajeros disfrutar de los espectaculares paisajes montañosos, o los trenes de alta velocidad en Europa, que conectan las principales ciudades del continente en pocas horas, son ejemplos de cómo el ferrocarril puede ser mucho más que un medio de transporte.
En *México*, este tren podría revitalizar el turismo en lugares como *Querétaro*, abriendo nuevas rutas y experiencias para los viajeros que buscan conocer el país de una manera más ecológica y cómoda.
Además, la visión de la Presidenta la *Dra Claudia Sheinbaum* parece clara: un *México* moderno, incluyente y sustentable. Este tren no es solo una obra de transporte, es una promesa de una mejor calidad de vida para millones de personas. *Querétaro*, uno de los centros industriales más importantes del país, se verá beneficiado no solo en términos de movilidad, sino también en la atracción de nuevos turistas y el impulso económico que esto conlleva.
Aunque el proyecto a corto plazo se enfoca en la reconstrucción de la ruta *México*-*Querétaro*, la visión a largo plazo es aún más ambiciosa: extender esta conexión hasta *Nuevo Laredo*, *Tamaulipas*, un punto estratégico para el comercio y el turismo.
Esta expansión abriría una ruta ferroviaria que facilitaría no solo el transporte de pasajeros, sino también el intercambio comercial entre México y Estados Unidos, fortaleciendo nuestra relación económica y posicionando a *México* como un referente en infraestructura de transporte.
Y mientras miramos al futuro, no podemos ignorar los avances en países como *Japón*, donde los trenes de alta velocidad (los famosos trenes bala) han revolucionado el transporte desde hace más de medio siglo.
Estos trenes, que alcanzan velocidades de hasta 320 kilómetros por hora, no solo son un símbolo de eficiencia, sino también de tecnología avanzada que permite transportar a millones de personas de manera rápida y segura.
Hoy nuestro país tiene la posibilidad de implementar un modelo similar, adaptado a nuestras necesidades, abre una ventana de oportunidad para que el país se coloque a la vanguardia en transporte ferroviario, permitiendo una conexión rápida entre nuestras principales ciudades y atrayendo turistas interesados en experiencias de alta tecnología y eficiencia.
Ahora, la *duda* es inevitable: ¿será este solo el primer paso en una serie de compromisos que realmente transformen nuestro sistema de transporte? El país ha visto tantas promesas incumplidas que es natural *dudar*, pero este banderazo parece ser un signo claro de que estamos en el camino correcto. Si el liderazgo de la Presidenta sigue esta ruta, podríamos estar a las puertas de un *México* más justo, más verde, más conectado y abierto al turismo internacional que tanto nos beneficia.
No me queda la menor *duda*, los trenes están de vuelta. Y con ellos, la esperanza de un futuro de progreso para nuestro país.