La crisis sanitaria que afecta a la ganadería mexicana, y a muchos otros países de América Latina, debe acreditarse al abandono de programas exitosos de cooperación en materia de sanidad animal y vegetal, que habían operado de manera conjunta y satisfactoria los gobiernos de México y Estados Unidos, en tiempos relativamente recientes en esas materias.
Sin embargo, en la actualidad urge a la ganadería mexicana y, por la vecindad tan cercana con Estados Unidos, estrechar un programa de cooperación y acuerdos de coordinación, que permita combatir y erradicar de manera urgente y eficiente, a la plaga del “gusano barrenador del ganado”, que, de no tomar medidas firmes y coordinadas, ese problema sanitario se puede extender.
Diversas organizaciones ganaderas del país, particularmente de la región norte de México, han reportado pérdidas económicas que pueden llegar a más de mil millones de pesos, por daños que en breve tiempo podría causar al sector pecuario mexicano el llamado “gusano barrenador del ganado”.
Los gobiernos de ambos países deben recordar que el intercambio de experiencias técnicas y científicas en procura de la sanidad de especies pecuarias y agrícolas, deben ser continuas, progresivas y con perspectivas de beneficio social, económico, científico e incluso de tipo cultural, para la población de ambas naciones.
En esta materia, los ganaderos mexicanos esperan que el Gobierno Federal dé la importancia social y económica que representa el sector pecuario nacional, y que no espere “a ver qué opinan” las autoridades sanitarias de Estados Unidos, frente a un problema sanitario que afecta a los ganaderos y a la población mexicana, más que a los vecinos del norte.
Las moscas del “gusano barrenador”, “ovipositan” en las heridas de los animales. Los huevecillos se convierten en larvas, y, en unas cuantas horas, empiezan a causar cuantiosos daños en la salud y productividad del ganado. Esto se refleja en daños directos en baja de peso de los animales, muerte prematura de becerros y medidas emergentes para los engordadores y exportadores.
Entre los ganaderos mexicanos existe gran preocupación por el cierre de la frontera norte a la exportación de ganado en pie, hasta por un millón de cabezas al año, y también por el ingreso de carne procesada a México Centroamérica y Brasil.
En meses recientes de este año, han circulado noticias de la importación de carne procesada, con alto riesgo sanitario para el sector pecuario mexicano. Ante esto, es necesario prevenir que regrese a México la ‘Fiebre Aftosa’, debido a la constante movilización de reses, sobre todo en países centroamericanos y del Caribe, expresaron productores de varios estados de la República.
Se sabe que, últimamente, han entrado a México cantidades crecientes de carne procesada proveniente de Brasil. En lo que va de 2025, se tiene un ingreso a nuestro país por más de 70 mil toneladas de carne en cortes, lo cual es equivalente a casi 200 mil cabezas de ganado bovino, con el consecuente desequilibrio del mercado nacional.