Como parte de ese proceso, los países anfitriones y sus sedes tuvieron que cumplir, entre otras cosas, sus obligaciones según los Principios rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos, elaborados en colaboración con numerosos grupos de interés y con el apoyo técnico de la Oficina del Alto Comisionado de UN, así como elaborar sus respectivas estrategias.
La FIFA pidió a las sedes candidatas que colaboraran con grupos de interés locales y trazaran planes pormenorizados de esta materia y agradeció su contribución tanto a los de ámbito nacional como municipal durante el proceso de selección.
El organismo indicó que “está iniciando y dirigiendo la siguiente fase de la debida diligencia en materia de derechos humanos para el torneo, centrada en potenciar la implicación de las partes interesadas y elaborar un marco de logros comunes para las ciudades anfitrionas”.
Canadá, México y Estados Unidos organizarán de forma conjunta el campeonato, el primero con 48 selecciones participantes en lugar de los 32 actuales, que se jugará en 16 sedes, 11 en Estados Unidos, 3 en México y 2 en Canadá.
Atlanta, Bahía de San Francisco, Boston, Ciudad de México, Dallas, Filadelfia, Guadalajara, Houston, Kansas City, Los Ángeles, Miami, Monterrey, Nueva York/Nueva Jersey, Seattle, Toronto y Vancouver fueron las elegidas y se quedaron fuera de la competición Edmonton en Canadá y Cincinnati, Denver, Nashville, Orlando y Baltimore/Washington D.C. en EE.UU. EFE