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miércoles, noviembre 12, 2025

¿Una relación en “pausa”? por: Ernesto González

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  • Por: Ernesto González Valdés.

Hace poco conversaba con una ex-compañera de trabajo, – soy del criterio que los mejores amigos, son las del sexo contrario – la cual en su momento me planteaba una relación de años con su esposo, el cual en su momento vio la necesidad de marcharse del país, ante la carencia de trabajo y que, en la plática sostenida entre ambos, habían acordado ser independientes, es decir la posibilidad de establecer una nueva vida o al menos una nueva pareja, hasta el regreso, de darse. ¿Franqueza?, ¿cartas “sobre la mesa”?

Me pareció bien, sin embargo, ¡se establecía detrás de ello una posible indefensión de ella ante el nuevo panorama de “!… hasta que la muerte nos separe!”, por una necesidad real de él, autorizándose a sí mismo un “salvoconducto” con la anuencia de su pareja, para enfrentar los avatares de lo insospechado.  ¿Consecuencias de la separación? Hijos que se dejan de atender, también una esposa.

¿Probabilidades de esperar? Dependiendo del respeto mutuo entre ambos y como medida: una fuerte comunicación –apoyado en los medios tecnológicos actuales – que sirviese de retroalimentación ante la necesidad de buscar nuevas fuentes de trabajo, siempre que el beneficio económico, espiritual se viese en función de la familia, y no de un hecho aislado y personal, que salvase la “dignidad” del viajante. ¿Y si hubiese sido lo contrario?

Debiera ser igual, ¿por qué no? Un padre que se queda, con unos hijos que cuidar, mantenerlos, atender los quehaceres domésticos, posterior a una extensa jornada de trabajo. Es más, constituir un equipo con los miembros del hogar donde repartir las responsabilidades colectivas, sin dejar de atender las personales, unos en el estudio otros en el trabajo posiblemente.

La problemática o el quid del asunto estaría centrada en si cabe la relación fuera de la pareja con otra persona, estando uno u otro fuera del país. Los más conservadores pudieran decir que no, para ambos. Los posibles machistas, se inclinarían a favor del “sacrificio” de él, “solo, nostálgico, con el derecho de”, y ¿a ella? Posiblemente la sociedad (del siglo XIX) la critique, la juzgue cuando realmente, tiene la misma posibilidad de la nostalgia, sola, con el derecho de, ¿o no?

Esta situación, la hacía ponerse ella misma – me relataba – en la duda de llevar su vida independiente, inclusive hacerlo saber a sus hijos, ante un no retorno del padre.

Cualquiera hubiese sido la decisión, había que hacerlo con madurez, paciencia, tranquilidad, sin tratar que la decisión misma la condujese a un posible error o, a una mejor solución. ¿Empezar una nueva vida?, ¿hijos que la entenderían, cuando ya los mismos son adultos?, ¿escudarse en el trabajo y negarse a seguir llevando su vida normal?, y finalmente ¿un matrimonio que se deja en “pausa”, tendría sentido?

Tantas interrogantes, nos lleva a una reflexión mas allá del relato real, que les cuento. Indiscutiblemente que estamos ante un mal pacto, desde el inicio. Partir del análisis, que, por una necesidad de trabajo, ¿cada cual lleve su vida independiente?

Creo estimado esposo, que su valoración ha sido algo superficial y aventurera, o es que acaso, ¿ella tendrá que esperar como Penélope, a su regreso? Por cierto, ¿de qué bando está usted?

 

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