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sábado, noviembre 23, 2024

¡Cuándo la vida nos premia! por Ernesto González Valdés

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No siempre la musa – Inspiración que siente la persona y que estimula o favorece la creación o la composición de algo o sobre algo – “desciende o aparece” como uno quisiera. Mencionaría como fuentes posibles, la lectura, una película, hechos cotidianos que te llaman la atención, de los cuales no simpatizan y quieres transmitir, para que a los lectores le permitan reflexionar.

Otras vías, la casualidad, una buena o mala noticia, diría que algo que no se programa, y que de pronto fluye o no, ya que trato de no perder “la idea central o esencial” , pero aunque puede “desaparecer”, ahí está dando vuelta, rondando entre las neuronas en su mayoría ubicadas en el cerebro (hasta 86 mil millones de neuronas) y la médula espinal.

¿Por qué el título de hoy? Porque amo a la vida, que es corta, y por ende, a continuación le doy parte de mis puntos de vista, de porque lo asevero, aclaro, no en orden, ni cronológicos, ya que simplemente así me los envió la “musa”

  • Porque a pesar de desaciertos vocacionales, pudimos estudiar y atinar a una carrera tan bella como es ser docente.
  • Por la fortuna de contar como pareja, con una persona formidable, emprendedora, que sabe comunicarse, que colabora todo el tiempo, que te cuida, que te entiende, que siempre está ahí, que nos respetamos
  • Cuando cuentas con una familia, que por distante que esté, se une para darte apoyo moral en las malas y aconsejarte en las buenas, sobre todo cuando es necesario una decisión colegiada, aunque al final seas tú quien tome la decisión, pero que además se une en los momentos más difíciles.
  • Cuando te reúnes virtual o presencial con tus amigos, excompañeros de trabajo, donde tuviste la oportunidad de constituir un buen equipo, muy comprometido con el buen desempeño del centro de trabajo.
  • Cuando recibes alguna comunicación correo electrónico o de voz, de quien hace tiempo no te relacionabas y te alegra la vida; o cuando miras un presente hecho y lo guardas, lo conservas
  • Cuando recoges frutos de tus hijos e hijas, de haberlos, educado como personas decentes, como personas de bien, encausándolos por la experiencia acumulada en uno, para evitar que cometiese menos errores que los tuyos.
  • Cuando te planificas para algo y las cosas previstas o no, te van saliendo bien, aunque no tan apresurado como querías.
  • Cuando te llaman para solicitarte un consejo, u orientación dada tu experiencia profesional y sentirte bien cuando son tangible para la persona los resultados alcanzados.
  • Cuando te levantas temprano y medio soñoliento aún, te das cuenta que vivirás un día más
  • Cuando no siempre las noticias son buenas, pero… te quedan las remembranzas de los mejores momentos.
  • Cuando te das un gusto gastronómico, siempre tratando de cumplir, un poquito, las restricciones médicas.
  • Cuando celebras con tus seres más queridos un rato agradable, que puede ser una llamada, conversar, compartir una cena.
  • Cuando tienes la oportunidad de que seas escuchado o leído, haciendo uso de los recursos tecnológicos hoy en día, a través de las redes o medios digitales.
  • Cuando sabes de la tierra que te vio nacer, a través de imágenes, medios audiovisuales, que te permiten recordar, “…allí estuve, allí me hubiese gustado…” y obviando en todo momento las discrepancias posibles en cuanto a la forma de pensar y que por supuesto respeto.
  • Cuando te das cuenta que aún queda mucho por hacer en este mundo en beneficio de la educación, ante la insatisfacción de personas que no cuidan su salud.

Les pido un favor, si llegó hasta aquí en su lectura. Le reto a que escriba las suyas y piense al final como se sintió. En mi caso, me sentí, muy bien.

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