domingo, diciembre 21, 2025

Gricel recibe su última quimioterapia y envía un mensaje de vida

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Durango, Dgo.

Lo que comenzó como una pequeña “bolita” en el seno derecho, que no dolía y no parecía urgente, se convirtió en el desafío más grande en la vida de Gricel. Hoy, tras meses de una lucha intensa y transformadora, ella celebra un triunfo parcial pero significativo: la conclusión de su última sesión de quimioterapia.

El diagnóstico que cambió los planes

Gricel se encontraba en una de las etapas más plenas de su vida. Se había casado el 14 de septiembre del año pasado y junto a su esposo, quien trabaja en Gómez Palacio, proyectaba un futuro lleno de viajes, crecimiento profesional en su oficina de Durango y la ilusión de convertirse en padres.

Sin embargo, el 19 de mayo llegó el diagnóstico definitivo: carcinoma ductal infiltrante HER2 positivo, etapa clínica entre 2 y 3, con afectación en la axila. Para salvar su vida, tuvo que poner sus sueños en pausa, dejar su hogar, sus proyectos y a sus seres queridos en Durango para trasladarse a Torreón a recibir tratamiento.

Un proceso de resistencia y fe

El camino no fue sencillo. Gricel se sometió a una mastectomía bilateral radical y a ocho ciclos de quimioterapia que transformaron su cuerpo y pusieron a prueba su energía. Pero en medio del dolor, encontró una nueva perspectiva.

“Este camino me ha enseñado que no siempre decidimos el rumbo… al final solo queda confiar y aceptar que los tiempos y los planes no siempre son los nuestros, sino los de Dios”, comparte con una paz renovada.

Una nueva etapa y un llamado a la prevención

Aunque el 18 de diciembre marcó el fin de las quimioterapias, el proceso continúa. En enero, Gricel iniciará un mes de radiaciones seguido de un año de terapia dirigida con Trastuzumab y Pertuzumab.

Con la mirada puesta en el futuro, Gricel aprovecha su testimonio para hacer un llamado urgente a todas las mujeres duranguenses: “Háganse un espacio para tocarse, observarse y escucharse con calma. Conocerse el cuerpo es un acto de amor propio”.

Para ella, los viajes, los proyectos y el sueño de formar una familia no han desaparecido, simplemente esperan su momento. Hoy, Gricel camina más despacio, pero con la certeza de que somos más los buenos y que la vida, aunque se detenga un momento, siempre encuentra la forma de florecer nuevamente.

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