Se desataron de nuevo los demonios en Culiacán por la captura de Ovidio, hijo del Chapo Guzmán, pues en la refriega cuentan treinta muertos y decenas de lesionados, varios de ellos graves, y los riesgos de nuevos choques armados persisten.
Los abrazos definitivamente dejaron de ser opción para resolver el problema de la inseguridad en México, o cómo explicarnos la lluvia de fuego con que protegieron desde el aire la detención del muchacho, supuesto líder de “Los Menores”.
La contingencia sinaloense, sin embargo, alcanzó hasta Durango, Nayarit, Sonora, Jalisco y otras entidades que tuvieron que cerrar carreteras, además de los narcobloqueos.
Aclarado queda que no es la violencia el mejor camino para México. Los treinta fallecidos y decenas de heridos es mucha sangre para este país que busca su desarrollo por las vías de la productividad y que debía tener libre tránsito.
Flota en el ambiente la hipótesis de que la detención de Ovidio la ejecutaron grupos de élite de la DEA y la CIA, y que para evitar filtraciones de información no se le avisó ni al presidente Andrés Manuel López Obrador, al gobernador Rubén Rocha y mucho menos a las autoridades locales de Culiacán.
Suposición que se confirmó de alguna forma cuando AMLO en su mañanera dijo no estar informado del caso, aunque después aseguró que fue un operativo realizado por nuestros soldados, mientras otros sostienen que fueron elementos gringos con chalecos de la Marina de México.
No están ustedes para saberlo, ni nosotros para contarlo, pero se asegura de muy buena fuente que la violencia desatada en Culiacán de ninguna manera ha terminado, que hay riesgos de que se multiplique en las próximas horas.
La gente de Ovidio lo quiere de regreso, y puso un plazo de 72 horas que vence este domingo, porque de lo contrario la violencia se generalizará y las consecuencias pudieran ser mucho peores de lo que ya vimos.
Ante la circunstancia, la Secretaría de la Defensa Nacional ha dispuesto la concentración de tropas de las zonas militares aledañas en el perímetro de Culiacán y los accesos a la capital sinaloense y las carreteras respectivas.
O sea, los demonios se mantienen desatados, y de ninguna manera ha disminuido la violencia. Se sostiene en distintos frentes, aunque en baja escala, pero pudiera agravarse a partir de mañana.
Mientras tanto, Ovidio fue sometido a proceso con miras a la extradición a los Estados Unidos y ha quedado recluido en el penal del Altiplano, justo en el que su padre Joaquín Guzmán Loera se fugó cavando un túnel “imposible”, posible solamente con equipo y diseño de alta tecnología.
Ojalá que nuestro adelanto, de que las condiciones pueden complicarse a partir de este domingo, sea una posibilidad infundada y que no muera nadie más, ni soldados ni delincuentes. No le sirven nada a México esas bajas.
La próxima semana se celebra en nuestro país la Cumbre de Mandatarios de Países del Norte en la que participarán Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, y López Obrador.
No es casualidad la captura de Ovidio, pues los que saben intuyen que se trata de un “regalito” para Biden sobre todo, pues se dice que el hijo del “Chapo” encabeza los envíos de fentanilo y metanfetaminas que están enloqueciendo a los norteamericanos.
La cumbre, sin embargo, estaría tambaleándose precisamente por las advertencias de la gente de Guzmán, que ojalá no lo lleven a cabo, y que prefieran las leyes para liberarlo, al fin que ninguna autoridad en México lo está reclamando.
México requiere orden, paz y tranquilidad para poder seguir buscando su desarrollo. Condición que nos beneficiaría a todos, incluyendo a la delincuencia. Ojalá que desistieran su actitud o que incumplieran su amenaza, por el bien precisamente de todos. ¡Ojalá..!
Está por verse lo que asegura López Obrador, de que el Ejército mexicano, con autonomía e independencia, actuó contra Guzmán, pero mientras más lo asegura más crece la sospecha.
Aparte, por ahí anda en redes una fotografía en la que aparece un grupo de uniformados verdes de casi o más de dos metros de altura, ojos verdes y una complexión atlética que es difícil encontrar entre la milicia mexicana, y que ellos hicieron la detención.
No pocos sugieren que de esos soldados lo único mexicano son los chalecos que dicen Marina, pero por lo demás, nada, de manera que ahí queda la duda.
Y de confirmarse, lamentable, porque estaría confirmando la ineficiencia de nuestras fuerzas armadas, dado que tendría que ser alguien de fuera quien venga a arreglar nuestras diferencias.
Esta mañana chocaron trenes de la línea tres del metro de la Ciudad de México dejando un saldo de un muerto y decenas de lesionados, además de multimillonarios daños, mientras Claudia Sheinbaum departía alegría y belleza en Michoacán.
No es por adelantar vísperas, pero sumado el evento de esta mañana (9:10 horas) a la caída de la línea 12 que dejó casi treinta muertos y muchos lesionados, varios de ellos afectados de por vida, y las constantes fallas del sistema de transporte, está empujando la caída una de las “corcholatas” del presidente López Obrador.
Sheinbaum acababa de llegar a Michoacán a continuar con su precampaña ilegal, y tuvo que cancelar todo en tierras tarascas para regresar a México y enterarse del caso.
Mal y de malas para la pobre jefa de gobierno de la Ciudad de México, puesto que el Instituto Nacional Electoral le había ordenado el inmediato retiro de sus espectaculares en el país cuando el sistema de transporte colectivo vuelve a enlutar hogares capitalinos.
Si estuviésemos en otro país, a estas horas Claudia habría sido descartada de cualquier posibilidad de alguna candidatura, dado que no puede gobernar la Ciudad de México, mucho menos podrá con el país, pero estamos en México.
Acá, regresando a los chismes del barrio, la opinión pública se ruborizó todita al enterarse de la detención en Guadalajara de José Alberto N., quien fuera subsecretario de Egresos del pasado gobierno.
No es charal el detenido, es uno de los tiburones del saqueo brutal perpetrado contra las arcas estatales, solo que… algo no embona, pues se le hacen cargos menores que puede pagar con una sonrisa o algo así.
Se dijo en el informe de su captura que José Alberto tenía órdenes de aprehensión por peculado y robo agravado, aunque luego se le hicieron cuentas que andan alrededor de los cien millones, pero… él autorizó pagos del gobierno estatal por casi 200 mil millones de pesos. Él sabe cuánto se llevaron Totoy, Elvira, José, María y hasta Luisa.
Es un pez grande, pero… como decíamos en anterior comentario, que regrese lo que se llevó él y que coopere para obligar a los otros a devolver lo robado, que es mucho, que son muchos millones de pesos.
Alguien por ahí cuestionó la ropa que llevaba el sospechoso a la hora de la detención, una chamarra de mezclilla sobre todo, que parece hecha en Chiconcuá, pero la verdad es que se trata de una chamarra de marca que cuesta muchos miles de pesos.
La captura de José Alberto confirma que no ha habido ni perdón ni olvido, pero… se están tardando, porque en el trafique de concesiones como la comida a hospitales, cárceles, cuerpos de rescate, etc., etc., también hubo enormes cantidades de dinero que vinieron a resolverle la vida a más de cuatro.
Y de eso, hasta ahora no se ha dicho más.
El gobernador Esteban informó allá por septiembre, cuando acababa de asumir, que la consejería jurídica a cargo de Galdino Torrecillas hizo su agosto en cientos de juicios que se perdían precisamente a propósito para que ganara la casa, pues daba la casualidad que los asuntos los ganaba el despacho alterno que montó el muy ilustre señor.
Aseguró Esteban que en algunos de los casos se perdieron hasta 630 millones de pesos que, obvio, fueron jales limpios del despacho alterno de Galdino y no sabemos si eso es lo que todavía está pagando la Secretaría de Educación, pues sabido es que la oficina educativa adeuda una cifra parecida a distintos despachos y que les está pagando ahí poco a poquito.
Si quisieran, todavía hay mucha tela de dónde cortar, pero los investigadores no han llegado hasta esos terrenos, donde la mugre saltará cuando muevan los papeles.
Solo decirles que, con esos bisnes chuecos, que se hicieron traicionando a la administración estatal, hay muchos “nuevos ricos” en Durango, varios de los que ya no están aquí, otros son regidores o funcionarios y, antes que estar en la cárcel, siguen mamando de la ubre estatal, así es.
Termina el puente no oficial denominado “Guadalupe-Reyes”, con sus fiestas, paseos, vacaciones e iniciar el regreso a la realidad, a la cuesta de enero que como ha sucedido en años anteriores podría prolongarse por más tiempo, debido a la situación económica que se presenta a nivel local, nacional e incluso mundial, la cual ya muestra su rostro con incrementos tanto en productos de la canasta básica y artículos de consumo generalizado, como también en el pago de impuestos y servicios, como se anunciaron en días pasados.
En el caso de estos dos últimos en algunos casos se trata del porcentaje en el que se estima la inflación, aunque también existen aumentos mayores, mal disfrazados, como es el caso del impuesto predial, en el que de manera periódica se menciona una actualización que solamente busca justificar cobros más elevados.
En una tendencia que aunque causa molestia no deja de ser un comportamiento cíclico de la economía local y nacional, principalmente, cuando al inicio de cada año se presenta toda una cascada de incrementos que solamente afectan la economía de las familias y en esta ocasión la situación es muy parecida a la de años anteriores, sin que hasta el momento se vean resultados de las promesas que también se presentan de manera cíclica por parte de los gobiernos, en el sentido de que se aplicarán medidas para atenuar los efectos inflacionarios.
Así que es el momento para dejar atrás los festejos y enfrentar una situación económica que está lejos de mejorar, sin importar que el Gobierno Federal anuncie pactos para frenar la inflación, pues está visto que no funcionan, por lo que habrá que sobrevivir a una cuesta de inicio de año que cada vez es más pronunciada a nivel general.
Triste y lamentable, decíamos, que el Culiacanazo 2.0 ha alcanzado a Durango a pesar del “blindaje” que decretaron nuestras autoridades. La muerte de una militar duranguense es por de más terrible.
Otro hogar duranguense enlutado por culpas no cometidas, además de los muchos millones de pérdidas de los cientos de vehículos robados e incendiados para taponear entradas y salidas de Sinaloa.
No quisiéramos narrar una tragedia más, pero… por desgracia no está en nuestras manos.
Ojalá quepa la cordura de quienes manejan la situación y puedan contener sus armas y evitar la caída de alguien más, ni de los buenos ni de los malos. Nadie sobra como para ir a morir en una guerra que no es nuestra.