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sábado, noviembre 23, 2024

¿Celos? Por: Ernesto González Valdés.

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Novelas van y novelas vienen donde se observa un denominador común, del cual algunos y algunas disfrutan, más si lo anterior lo apreciamos en “vivo” en una pelea callejera en unos de nuestros barrios a través de la “tele” sin pagar nada por ello, donde dos damas se disputan al “macho”, mientras que en el otro extremo del “ring” un policía que hace malabares para separar a una de las contendientes, de la otra, producto de los Celos.

Hay quienes consideran que celar tiene de bueno (¿?) y de malo. ¿Cuándo son buenos? Siempre y cuando se perciban como una muestra de afecto por parte de la persona amada, que trata de ser captada por su pareja, pero dentro de ciertos cánones, como es la permanencia de los celos, los cuales tienden a desgastar y perturbar la relación afectiva.

A lo anterior se suma que, estando ya una vez casado, resulta útil, porque actúa como generador de energía vital en la pareja, donde cada uno se esfuerza en mejorar para mantener encendida la llama del amor. (Nota del escritor de esta columna: buen guion para cualquier novela barata, llamados culebrones de las que sobran) Lo que, si resulta cierto y a la vez necesario, es que en toda pareja se respete la libertad de cada miembro, su estado anímico y sus necesidades, pero que además se sientan apoyados y complementados bilateralmente.

¿Y cuándo malo, se preguntará usted? Cuando se crea la desconfianza entre la pareja. A partir de este momento, cualquier cambio en el contexto de la pareja puede llegar a ser motivo para una reacción de celos en personas. Aparecen pensamientos de engaño y se atiende selectivamente a señales de alerta, creando de esta manera un rival imaginario inexistente.

Al no poder controlar estos sentimientos la persona se torna cada vez más insegura, generando, como consecuencia, reacciones agresivas o “escenas de celos”, inclusive la comunicación puede verse reducida exclusivamente a las preocupaciones y pensamientos del celoso o celosa, se presenta la frustración y la pérdida que provocan odio y agresión. ¿Y existe la posibilidad de llegar al extremo de enfermarse la persona celosa? Identificado como delirio celotípico, donde la angustia del paciente por delirios sobre la infidelidad de su esposa/o se convierte fácilmente en ira.

La persona puede hacer de forma incesante acusaciones, espiar o seguir a su esposa/o, y malinterpretar acciones simples, hasta llegar al requerimiento de confesiones constantes, asegurando el perdón. En este momento se encuentra latente la agresión física. Por supuesto una manifestación totalmente incorrecta que cuando surge, deteriora extraordinariamente la relación de la pareja, además de ser sencillamente inadmisible, inaceptable. No hay, ni existe justificación alguna para que una persona agreda a otra, sin distinción de género.

Que suele darse la agresión entre personas de bajo nivel cultural, puede resultar cierto, si nos apoyamos en las evidencias que se muestra a través de los medios de comunicación, pero lo anterior no excluye que personas con una buena formación recurran al uso de la fuerza, donde tampoco se justifica.

¿Cómo reducir el factor celos? Ya lo mencionábamos: La clave de la transparencia en la pareja y prácticamente en todo, resulta la necesidad de comunicarse, ante la duda, teniendo presente las necesidades reales de cada miembro dentro del marco del equilibrio.

 

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