La selección mexicana está obligada a hacer un cambio de rumbo de cara al futuro a corto plazo. La decepción que supuso caer eliminada de la Copa América en la fase de grupos no puede perdurar dos años más, momento en que se celebrará un Mundial en el cual se es coanfitrión. Es por ese motivo que la federación ya se ha puesto en marcha para tratar de dar con la tecla adecuada que reavive el equipo y lo haga ser uno de los candidatos a llegar lejos en el campeonato o, como mínimo, a transmitir optimismo entre los aficionados.
El combinado nacional disputará solo partidos amistosos hasta la próxima Copa del Mundo en 2026, ya que está clasificado como país anfitrión junto con Estados Unidos y Canadá. Un discurso diferente para las otras selecciones, que tienen que jugar para poder tener un boleto. Si se busca información sobre esos choques, es recomendable visitar alguna casa de apuestas de México como las que puedes ver haciendo click acá y consultar los detalles de todos los partidos de fútbol de las selecciones que luchan por asistir al próximo torneo intercontinental.
Dos años es el tiempo que tiene el Tricolor para armar una nueva estructura que pueda rendir. Para ello, se esperan grandes cambios, tanto en la dirección técnica del equipo como sobre el césped, donde la revolución ya empezó a dejarse ver en la presente edición de la Copa América.
Cambio en el banquillo
Jaime Lozano fue el encargado de reactivar las opciones de la selección mexicana en un nuevo torneo. Presentado en junio de 2023, consiguió la Copa Oro, pero su rendimiento en Estados Unidos le ha dejado en entredicho y con un pie más fuera que dentro del combinado nacional. En un grupo donde estaban Venezuela, Ecuador y Jamaica, se quedó en tercer lugar, fuera del torneo en la primera fase debido a la diferencia de goles. El objetivo de mínimos era pasar a cuartos, pues se ha firmado uno de los peores registros históricos del equipo en esta copa.
La Federación Mexicana de Fútbol ya baraja varios nombres para relevar al actual director técnico. Uno de los mejores posicionados y viejo conocido es Javier Aguirre. Para El Vasco, que ha rendido a las mil maravillas en España al frente de equipos como el RCD Mallorca o el CD Leganés, sería la tercera vez que asume la responsabilidad de dirigir a México. En el Mundial de 2002 y 2010 alcanzó los octavos de final, mientras que en la Copa América 2001 consiguió un subcampeonato. A todo esto cabe sumar un título de la Copa Oro, logrado en 2009.
Relevo generacional
El estilo de Aguirre se basa en la practicidad en su juego, sacando partido de las jugadas a balón parado y la solidez defensiva; tres aspectos que no se han dejado ver en los últimos tiempos del Tri. Todo apunta a que, en el césped, seguirá la revolución iniciada por Lozano en la última convocatoria, prescindiendo de los nombres más veteranos que no han estado al nivel esperado. Referentes como Guillermo Ochoa, Hirving Lozano o Raúl Jiménez difícilmente vuelvan a una lista para un gran torneo, dejando paso a una nueva plantilla.
Partiendo de la idea que en la Copa América pocos jugadores dieron el nivel esperado, México cuenta con nombres que brillan en las grandes ligas y que deben asumir responsabilidades a nivel de selección, no solo con sus clubes. Estamos hablando del goleador del Feyenoord, Santiago Giménez, o del capitán Edson Álvarez, del West Ham United, por ejemplo. A esta dupla cabe sumar otros nombres que tienen que dar un paso al frente de cara a la Copa del Mundo de 2026 como Érick Sánchez, Julián Quiñones, Johan Vásquez o Jesús Orozco.
