La Escuela Preparatoria Diurna de la Universidad Juárez del Estado de Durango (EPD-UJED) montó su tradicional altar de muertos, dedicado en esta ocasión a cinco maestros universitarios que, aunque ya partieron, dejaron un significativo legado en la institución y fueron formadores de muchas generaciones de jóvenes.
El director de la EPD, Dr. Javier Rodríguez Juárez, comentó: “Cada año dedicamos el altar a maestros que se nos adelantaron en el camino, pero aquí siempre los llevamos en el corazón. Dr. Francisco Javier Solís Estupiñán, Lic. Leobaldo García Orrante, Lic. Maclovio Nevárez Herrera, Mtro. Armando Ocaña Montaño y Mtro. Alfonso Rodríguez García, maestros muy queridos, buenos maestros y personas que han dejado una honda huella”.
Rodríguez Juárez también destacó la importancia de fomentar en los jóvenes las tradiciones y costumbres mexicanas, como el Día de Muertos, para que comprendan su relevancia cultural. Señaló que esta festividad, reconocida mundialmente, es un aspecto esencial de la identidad mexicana.
El Día de los Muertos en México
La celebración del Día de Muertos en México tiene sus raíces en las creencias de las civilizaciones prehispánicas de Mesoamérica. Los antiguos pueblos creían en una entidad anímica e inmortal que daba conciencia al ser humano y que, después de la muerte, emprendía un viaje al mundo de los muertos. En el calendario mexica, destacaban los festejos dedicados a los muertos, el más importante era la fiesta de los descarnados, celebrada en el noveno mes, cercano a agosto, y presidido por la diosa Mictlacíhuatl, señora de los muertos y reina de Mictlán, y por Mictlantecuhtli, señor del lugar de los muertos y dios de las sombras.
Este lugar, distinto de las nociones de infierno o paraíso, exigía a los difuntos pasar por distintos niveles del inframundo antes de alcanzar su descanso eterno y ser compensados por la presencia de Tonatiuh, el dios del Sol, al caer la tarde.
Con la llegada de los conquistadores y la introducción del cristianismo, se produjo un sincretismo entre las tradiciones indígenas y las creencias españolas. Este proceso cultural generó la festividad actual de Día de Muertos, en la que se mezclan las prácticas ancestrales con los elementos del cristianismo, en un simbolismo que persiste en la cultura mexicana.